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martes, 26 de junio de 2012

martes, 26 de junio de 2012

Cap. 6 de "Nunca Digas Adiós"


NUNCA DIGAS ADIOS

Capítulo 6

Realidades Distantes I



... -Creo que debo irme...- Dijo suavemente, mirándome con sus expresivos ojos azules. A veces me da la impresión de que está a punto de llorar y algo se retuerce de pena en mi interior. Caminó a la ventana, yo me quedé de pie con la mano extendida sin comprender ese insignificante gesto. Abrió la ventana dispuesta a saltar.

Quería tenerla un rato más conmigo. -¿Acaso Nataru piensa salir así de mi cuarto? Tal parece que se le están pegando las malas mañas de los hombres...- Eso de andar semidesnudos por ahí.

Se miró a si misma notando que no tenía los pantalones puestos y la camisa estaba a medio poner, dejando ver un vendaje negro en su pecho. El rojo de su cara se incrementó considerablemente, la vi hacer malabares vistiéndose como si en la puerta de mi cuarto aguardara un esposo celoso con un rifle o algo parecido. Me reí de buena gana, muy pronto estuvo presentable, más o menos. Noté la mancha de sangre en la camisa blanca y el chaleco azul de Kiray.

-¿Está bien tu cabeza?- Asintió sonrojada procurando en vano, recuperar su expresión sería de siempre.

-Yo... puedo sanar muy rápido Shi... Shizuru...- Me señaló la parte de su cabeza en la que debería tener un corte por lo menos. -¿Ves? No hay nada... así que no tienes de que preocuparte- Sonrió de forma encantadora y yo contuve el aliento. Posteriormente se acercó y deposito un tenue beso en mis labios. Eso no me lo esperaba... -Mara vendrá a cuidarte... yo le alcanzaré más tarde después de darme una buena ducha, nos vemos Shizuru- Volvió a caminar hacía la ventana y saltó como si nada, yo corrí al pensar que eran tres pisos. La vi correr, entre los jardines como si nada y desde lo lejos, levantar su mano para despedirse antes de saltar un muro con increíble facilidad.
Una semana después...

Está a mi lado cada día en silencio, caminando junto a mí y parece tan natural como si desde siempre hubiésemos estado así. Cada día, se apaga un poco el dolor de la ausencia de Natsuki, como si ella llenara todos sus espacios y eso me hace sentir culpable. Suelo mirarle de soslayo en las clases a las que asistimos, quien diría que ese 'chico' frío estudiaría Administración. Me sorprende su inteligencia, me maravilla que a pesar de ser una persona sin escrúpulos al momento de disparar, sus expresiones sean tan inocentes, que se sonroje con tanta facilidad en mi presencia. Siento una ligera molestia cada vez que recibe propuestas indecorosas, pero mayor es el alivio al ver que todas las rechaza. No entiendo cómo puede robar tanto de mi atención con tan poco, se siente tan cálido saber que recibiría heridas de bala por mí y al mismo tiempo me duele que sea mi padre quien le pague por ello.

Hemos vagado juntas por la universidad, su aire salvaje reduce a nada todas las pretensiones de mis admiradoras, lo cual he de confesar es un alivio. Nataru sabe ser calma en las situaciones más tensas e inesperadas, así mismo fría, superficialmente indiferente pero calculadora, no presta atención de quien no lo merece, también sabe regular su ira, dejándola fluir en los momentos más adecuados. Sin embargo no deja de ser un completo misterio para mí. Sus palabras hacen eco en mi mente, la forma en que me habló el día después del ataque. Puedo recordar vívidamente su llanto, no se ve todos los días a una persona de sus características derramar una lágrima. Lloraba por mí, por una partida, por un sentimiento sincero. Pero ¿De dónde nos conocemos? Yo no olvidaría una cara así, mucho menos una mirada como la suya. La única persona en mi vida que... es siquiera similar, tiene nombre propio. Natsuki Kuga... la rebelde motociclista de Fukka Gakuen, la princesa del hielo, una Hime, entre Himes y la persona que más he amado en toda mi vida, la persona que... no siente nada por mí y que me ha olvidado.

Por otro lado esta Nataru Blan, la hija de Suichiro Blan, la hermana de una desconocida... alguien que trabaja para una organización militar disfrazada de centro de estudios, siempre tan misteriosa. Especialista en armas de corto y largo alcance, además de técnicas de combate. Implacable al disparar su arma, certera y calculadora, más que una escolta bien pareciera una asesina a sueldo. Pero tras toda esa fachada de chica mala, encuentras a una persona cálida, de corazón noble y considerable sensibilidad.

Natsuki y Nataru son tan parecidas, pero tan opuestas al mismo tiempo, que me confunden. ¿Sí Nataru me conoce por qué no me dice quien es realmente? Un amor como el que delatan sus miradas y sus actos es imposible que nazca de la noche a la mañana. Aunque quien soy yo, Shizuru Fujino, para negar esa posibilidad. Cuando perdí el suelo bajo mis pies con Natsuki en el jardín de Fukka.

Por otro lado, no veo a mi Natsuki siguiendo las órdenes de nadie, no la veo volviendo al ceno de una familia despreciable con un padre que la abandonó, no la veo tan devota a mí como en su día yo lo fuera para ella. La Natsuki que conozco apenas toleraba mi cercanía física y con Nataru, ya he llegado a las ligas mayores. Simplemente pasó, me deje llevar y ella hizo lo mismo, Natsuki jamás me hubiera concedido tal privilegio. Por más que lo pienso no llego a ninguna conclusión.

-“No es como si no lo supieras... es solo que te encanta rebanarte los sesos por conveniencia”- Comenzaba a extrañarme la ausencia de mi alter ego, era extraño que no metiera las narices en los temas de su interés. Kiyohime y vida íntima de Shizuru siempre van de la mano.

-“Ara, está visto que una dama no puede meditar tranquilamente sin que alguien espíe sus pensamientos”-

-“Cuestiona mi maldición tu escaso sentido común Shizuru... tus pensamientos son ruidosos... latosos. Debes aprender que no siempre se trata de pensar, hay que sentir”- Volvía a escuchar su voz altiva en mi mente.

-“Pretende aconsejarme, una criatura incapaz de pensar antes de actuar... siempre llevada por sus bajas pasiones”- Refuté molesta, como si en el fondo esperase en mis desvaríos poder negociar con la esencia de Kiyohime en mi interior.

-“Sigues negándote la verdad... no he tomado el control, todo lo que hicimos... lo hicimos juntas”- Su voz se apagó levemente, como si cansada de la plática, se marchara al lugar más recóndito de mi mente o de mi alma, no lo sé ya. En instantes como estos, siento que si pudiera verla como es realmente, sería como verme en el reflejo de un espejo. Ojos carmín llenos de lágrimas, un corazón destrozado, una maldición a cuestas. Kiyohime Viola, la joven maldecida por profesar un amor a la persona equivocada. Quizás, no somos tan diferentes.

Intento en vano despejar mi mente mientras nado en la piscina de la mansión de la familia, le veo de pie al lado de la piscina con un traje negro, corbata a juego y camisa blanca, hoy es su turno hasta llegada la noche. En el fondo me gustaría que velara por mí todo el tiempo, aunque no sé nada de ella. Puedo recordar perfectamente esa mañana entre nosotras, mi cuerpo pide a gritos repetir aquel momento, pero yo misma me retengo, no es justo con ella, no es justo seguir tan confusa sobre Natsuki y Nataru, por tanto no tengo derecho a tomar algo que todavía no merezco. Por otro lado, aunque me haya distanciado de Margueritte, sé que esto no durara por mucho tiempo, después de todo ella es la persona que mi familia ha escogido para mí. Se me hace raro que no haya tratado algo para resolver nuestras diferencias, seguramente está planeando algo.

Su rostro, sus labios, todo de ella vuelve a mi mente, y me atrevo a pensar. ¿De modo que esto se siente hacer el amor? No ha vuelto a repetirse y aun así al verle llegar cada vez, me siento terriblemente emocionada. Cuando estamos a solas me roba algún beso al despiste, pero casi siempre en presencia de Mara y Yukito se comporta como toda una escolta. Sus sonrisas alivian mis tensiones, el más leve roce de su piel me estremece y da sosiego... ahora su compañía cada día, comienza a causar un cálido sentimiento y he de admitir que tengo miedo... miedo a ser lastimada de nuevo.

-Ara, ¿Nataru no tiene calor con tanta ropa encima?- Es evidente que este calor debe tenerle en aprietos, ¿O soy yo con este sugerente traje de baño?

Sonríe con suavidad, disimulando un lindo sonrojo. -Un poco- Sus ojos se apartan de mí, no evito notar un dejo de lujuria en ellos.

-Entonces puede desprenderse de algunas prendas, será nuestro pequeño secreto- Le animo a ello con una sonrisa.

Dicho esto deja su saco sobre una silla, se remanga la camisa hasta sus brazos y desabrocha ligeramente el chaleco que presiona sobre su torso. Esto es lo más descubierta que le he visto habitualmente, si obviamos aquel día. Noto cuan amplia queda la camisa en su cintura, su pecho plano pero prominente delata largas sesiones de ejercicio, de las cuales yo misma he sido testigo en el gimnasio de la casa. Coincidimos cada mañana en el lugar antes de las clases, le veo sudar, le veo caminar y esto se ha convertido en algo abrumador ¿Desde cuándo me gustan las chicas masculinas? ¿O es acaso Nataru una excepción a mis reglas? No puedo permitirme pensar estas cosas.

-Siempre me he preguntado donde guarda sus armas... tal parece que bajo el saco ni tampoco bajo el chaleco- Sonrío mirando sin recato la zona, su cuerpo parece un misterio digno de escrutinio, es tan andrógeno.

-Es un secreto...- Se desfaja la camisa, pero en efecto no parece ocultar ningún arma, tan solo un par de manillas plateadas con una corta inscripción en lenguaje desconocido. -Prometo revelarlo cuando sea necesario-

-Son unas hermosas prendas de plata, pero me pregunto qué dicen- Apoyo los brazos en el borde de la piscina y ella se acuclilla para estar más próxima a mí.

-Es un regalo de mi madre y dice... mi verdadero nombre- Murmura con suavidad, posando la mirada sobre los brazales.

-Supongo que no vas a decírmelo- Deslizó mis dedos hasta la peculiar prenda, mirando con más detenimiento la inscripción.

-A veces me pregunto si realmente querrías saberlo... me da miedo decirlo- Levanta la vista para mirarme a los ojos. No imaginaba que una persona de su clase tuviera miedo a decir algo tan... común.

¿Cómo podría no querer saberlo? Si lo estoy deseando desesperadamente. -Así que Nataru no es su nombre... eso significa que su apellido tampoco lo es- Me atrevo a descartar.

-Es difícil de explicar... Suichiro si es mi padre y por tanto su apellido me es herencia, Blan es real... Nataru no lo es- Cerró los ojos un momento, como si deseara formar una muralla frente a sí.

-¿Acaso Nataru no confía en mí?-

-Te daría mi vida entera, pondría las manos al fuego por ti... pero por favor, quisiera estar lista para hacerlo- Vaya forma de desarmarme.

-Soy una persona paciente, pero no seas cruel por esa razón- Me finjo algo desencantada.

-Perdóname por favor- Esa carita triste, ¿Cómo podría enfadarme? Ante mi sonrisa, se anima a continuar. -Entonces pregunta algo que pueda responder aquí y ahora-

-¿Nos conocemos de antes?- Ella simplemente asintió. -¿De dónde?-

-Si lo digo lo sabrás inmediatamente Shizuru... y quiero que puedas ver a través de mí por ti misma, aunque si... nos conocemos- De nuevo confusa, pero su rostro me invita a seguir preguntando, como si de un juego se tratara.

-Nataru ¿Tiene hermanos?-

-Una hermana pequeña- Responde con seriedad. Esto descarta esa particular posibilidad, mi Natsuki era hija única.

-¿Me dirás su nombre?- Me atreví a indagar.

-No debo, ella también trabaja para Garderobe, las identidades son secreto de estado, aunque como seguramente intuyes ella también es una Blan- Sonríe apenada, en el fondo sabía que no sería tan fácil. Así que me sumerjo en el agua, notando como sus pasos me siguen, para esperarme al otro lado de la piscina olímpica, donde vuelvo a emerger. Entonces se posa frente a mí. -Te diré... que no la he conocido hasta que vine a Kioto- Ara, esto abre posibilidades insospechadas.

-¿Cuantos años menor que Nataru?-

-Un año- Responde afable, al parecer un lazo reciente pero fuerte se ha formado entre ellas.

-¿Cómo es tu hermana?- La miro curiosamente.

Levanta la ceja mirándome con sospecha, le dediqué entonces mi mejor sonrisa. -Tiene el cabello negro de tono cobalto como nuestro padre, de piel clara, una pizca de más baja estatura que yo y la figura de nuestra familia, su cuerpo se parece un poco al mío, solo que menos atlético-

-¿Y sus ojos?- Si tuviera los ojos verdes, entonces...

-Son parecidos a los tuyos, pero ligeramente más dorados, como los de nuestro padre- Levanta los hombros sin darle importancia.

-Ara, entonces la hermana de Nataru es muy guapa- Digo con una sonrisa bastante difícil de interpretar.

-¿Ein?- Frunce el ceño ligeramente y yo vuelvo a sumergirme en el agua, dejándola con la palabra en la boca. No necesito mirar hacia arriba, sé que en la punta a la que me deslicé volveré a encontrarme con su encantador rostro y así es. -Shizuru... no me digas que...-

-Ara, me parece que Nataru teme a un poco de competencia- Mis palabras acentúan su ceño fruncido.

-¡Eso no es cierto!- Me sorprendo al notar que pierde los estribos un momento. -Es solo que...- Su inquietud me abruma un segundo, me siento mal por hacerle sufrir con mis insinuaciones, es ahora que comprendo que Nataru nunca ha estado en su vida con ninguna otra mujer y esto le causa muchas inseguridades.

-Nataru no tiene que preocuparse... porque solo yo he tenido el placer de contemplarla por entero y me ha gustado mucho lo que vi- No puedo decirle que no haya otra persona en mi mente, pero tampoco puedo permitirme jugar con sus sentimientos.

-Perdona Shizuru... yo- Su rostro siempre pétreo se muestra al fin dudoso y apenado.

-Shhh- Hago un ademán de silencio y le invito a acercarse, poso mis manos húmedas sobre su tibia mejilla, que calienta un poco más ante el tacto. Cuando al fin estoy a punto de depositar un beso en sus labios, cierro los ojos poco a poco, igual que ella. Pero en cuanto lo hago, su piel de desvanecer entre mis dedos, así como sus labios han desaparecido de la trayectoria definida, al abrir los ojos un par de gotas de agua golpean mi rostro, es así como noto que Nataru se ha 'caído' a la piscina.

-¡¿Qué te crees que haces con Shizuru-Onesama?!- Lastima mis oídos una voz chillona que muy a mi pesar conozco bastante bien.

-¿Tomoe?- Realmente me ha tomado por sorpresa, estaba tan absorta en mi acompañante que...

-¡Oye tú! No tenías que tirarme a la piscina- Veo salir del agua a Nataru de un solo salto, sacude a voluntad sus prendas mojándonos a Margueritte y a mí. Sigue sorprendiéndome su actitud salvaje para algunas cosas, pero yo estoy empapada así que no me molesta, de hecho lo encuentro divertido, realmente es como un cachorrito.

-¡Eres un maleducado!- Grita mi 'pareja estable' retirando con fastidio la humedad de su cara. -Maldito perro faldero...-

-¿A quién osas llamar perro faldero?- Los ojos azules miran de forma gélida a Margueritte, tan capaz es de eliminar a su objetivo que eriza la piel de solo mirar su rostro lleno de ira. -No permito que nadie se meta en mis asuntos... mucho menos una mocosa como tú-

-No sabes con quien te estás metiendo- A pesar de temblar como un hoja, Tomoe miraba a Nataru con una expresión de reto.

Sin embargo la risa grave de Nataru nos sorprendió a las dos. -¿No saberlo? Me causas gracia, Margueritte Tomoe- Los ojos azules miraron con desdén a la peli verde. -... Dependes completamente del dinero de tu familia para sobresalir. Alguien que no es ni la sombra de sus hermanos en la corporación no tiene cara para decirme nada. Cuando logres algo a través de tu propio esfuerzo, entonces escucharé lo que tengas que decir- Se pasó los dedos por el cabello, acomodándolo hacia atrás en un movimiento totalmente provocativo.

-¿Cómo te atreves?- La impotencia en la mirada de Tomoe, delató completamente la verdad en las palabras de Nataru, sin embargo no imaginaba que esa persona hubiera investigado a mis contactos, hasta yo le tengo subestimada por lo visto. -¡Tú no sabes nada!- Tomoe perdió los estribos y sujetó a mi escolta del cuello de su camisa mojada. -Tú tampoco puedes juzgarme-

Negó con una sonrisa. -No te juzgo... pero yo solo presto atención de mis iguales. Mi familia, es tan poderosa como la tuya Margueritte, pero a diferencia de ti. Trabajo como escolta para proteger a Shizuru porque es lo que deseo hacer- Esta vez me miró a mí, con una cálida sonrisa. -El dinero que consigna Takeshi Fujino a mi cuenta, permanece intacto... he pensado dárselo a alguien que lo necesite- Volvió a mirar con desdén a Tomoe. -así que no me subestimes-

Sentí mi piel erizarse con la sensualidad que manaba la sola presencia de Nataru, su pose, la tela adherida a sus curvas por la humedad, esa mirada llena de brillo, esa sonrisa dedicada solo a mí. El ardor se hizo presente en mis mejillas, y entonces vi a Nataru retirarse con facilidad del agarre de Tomoe. Sin prestarle atención se acercó a mí y me tendió la mano para ayudarme a salir de la piscina. -Tú eres la razón por la que estoy aquí...- Susurró quedo en mi oído cuando ascendía siendo sujeta por su mano. Por alguna razón deseaba sentirme envuelta por sus brazos y ella, como si leyera mi pensamiento se aferró a mí por la cintura, como si me depositara sobre la tierra de la forma más dulce, hasta apartarse de mí. Hubiera jurado que un beso venía después de eso, pero la sola presencia de otra persona pareció disuadirle de ello.

-“¿Madre?”- En efecto, la persona que miraba la escena desde lo alto del segundo piso de la mansión era ella. Sus cabellos castaños ondeaban al viento, el zafiro de sus ojos delataban advertencia en un idioma que solo Nataru y yo, parecemos conocer. Ambas miramos a Shizuma, como el niño que es encontrado en una situación comprometedora, ¿Qué hay de malo? No lo entiendo, pero esto parece cohibir a Nataru.

-Conocerás tú lugar, escolta- Ya había olvidado que Tomoe estaba ahí, su presencia es como la nada cuando lo comparas con la imponente Shizuma Viola o la misteriosa Nataru Blan. Se hizo notar, y de qué forma, en menos de un segundo tenía su rostro sonrosado muy cerca, sus parpados cerrados, y sus labios pegados como lapas a los míos. ¿Qué hacer? Antes de poder separarme una ráfaga de viento acarició mi piel, miré a ambos lados, pero Nataru ya no está por ningún lado.

-“Son personas diferentes... la persona que conozco, jamás se habría marchado sin dar la pelea”- Miré con despreció a Tomoe, no es como que no disfrute mis juegos con ella, es que quien olvida su lugar en situaciones como esta es ella. Entonces escuché una risa venir desde mi interior. -“A veces eres muy divertida Shizuru... con tus buenos reflejos hubieras podido evitar a Tomoe en el instante que lo desearas ¿Qué querías probar?”-

-“Nada... nada”- La risa en mi interior se hizo más pronunciada. -“Puedes ocultar lo que sientes a todos, excepto a mí... te duele no haber visto una muestra de lucha de su parte, te enfurece que no sea como la Natsuki que conoces, pero al mismo tiempo te alivia pensar que no son la misma persona... de ese modo, no tienes que temer su rechazo”- ¿Quien se cree que es Kiyohime? No tiene ningún derecho a decirme cosas de ese tipo. -“Tú eres solo una reminiscencia del pasado, no eres nada sin mí”-

-“Concedido, la pregunta que debes hacerte Shizuru... Es ¿Por qué no te deshaces de mí?”- No tengo esa respuesta. Me obligué a recuperar la compostura, notando la extrañeza en los ojos lila de Margueritte.

-Los saludos de Tomoe son muy inapropiados, teniendo en cuenta que aun sigo un poco parca con ella- No tenía que fingir desinterés, realmente lo sentía. ¿A dónde Fuiste Nataru?

-Shizuru-Onesama... lamento mi actitud, pero no puedo soportar que ese hombre sea tan... altivo contigo- La expresión suplicante de Margueritte realmente no remueve ni un solo ápice de mí. Es tan diferente con ellas. Nataru y Natsuki, casi parecen las dos caras de una misma moneda. Pero no puedo soportar la idea de que sean la misma persona, no puedo tolerar el dolor que me supone imaginar cuan crueles son sus juegos conmigo. Sus ojos, son la única barrera entre mi más grande temor y una hermosa historia. Necesito estar segura, o esta confusión no me dejará vivir tranquila. Sí tan solo fueses diferente físicamente Nataru, no tendría miedo en cada ocasión que estas cerca de mí.

-No me parece que la actitud de Tomoe hubiere sido la más apropiada... meterse así con una persona que está dispuesta a protegerme a riesgo de su vida es un tanto cruel- Pero primero es indispensable aclarar algo importante, me lo recordaba la llegada de Mara cuyo paso lento se acercaba a nosotras.

-No logro entender quien o que se atreve a amenazar a Shizuru-Onesama- Se preguntaba preocupada. Esta loca si piensa que voy a ser sincera con ella.

-¿Cuestionas las indicaciones de mi padre?- Sonreí divertida, eso la ponía en un aprieto.

-De ningún modo. Si Takeshi-sama ha pensado esto para Shizuru-Onesama entonces debe ser lo mejor- Respondió apenada. Así está mucho mejor.

-Mi Padre escogió a mis escoltas, de entre muchas opciones... espero que puedas respetar eso- Ella simplemente asintió, mientras yo caminaba hacia una de las silla para tomar el sol cómodamente.

-Saludos Shizuru-san- Musitó formalmente una vez a nuestro lado la joven de abundantes atributos.

-Estoy a tu cuidado Mara-san- Dije solemne.

-Será un placer- Sonrió amable aquella mujer. De los tres escoltas ella es la más silenciosa, podría pensar que es por su trabajo, sin embargo sus ojos alegres y su gesticulación dice lo contrario. Ella guarda silencio porque es una persona que miente muy mal. Pero con Tomoe aquí no es que pueda indagar, demasiado.

-Ara, pensando en la intempestiva visita de Tomoe-san, me doy cuenta que no le he preguntado la razón de su visita... una tremenda descortesía de mi parte- Fingí dolerme por ello, a veces creo que lo mío es la actuación más que los negocios.

-No tienes nada de qué preocuparte Shizuru-Onesama... debo confesar que esta semana ha sido una verdadera tortura sin ti- Sus dedos se deslizaron por mi rostro y en otro atrevido gesto planto un corto beso en mis labios cerrados.

No puedo decir lo mismo pero. -No me lo pareció, Tomoe-san no me dedico ni una sola llamada- Retiré el rostro con fingida indignación, si Margueritte desapareciera de mi vida estaría bien.

-Espero puedas perdonarme mi querida Onesama, haré todo lo que esté en mi mano para redimirme...- Me miró temerosa, casi a punto de llorar por mi desplante. -Pero esto fue porque estoy preparando algo en conmemoración del día que nos conocimos y de los maravillosos 10 meses que llevamos juntas... espero puedas asistir a un pequeño agasajo que deseo hacerte en la mansión de mi Familia-

-Ara, Tomoe-san no se hubiera molestado- Olvídenlo, es agotador sonreír tanto por nada.

-No es nada... ¿Vendrás Shizuru-Onesama?-

Supongo que no puedo decir no. -Allí estaré... aunque todavía estoy molesta con Tomoe-san por su actitud con Naori- Ara, parece que olvidé el Keigo al referirme a Yukito.

-Lo dicho, Shizuru-Onesama olvidara ese lapsus de estupidez de mi parte... lo juro- Sonrió esperanzada, antes de ponerse de pie. -Haré de ese momento algo inolvidable, por ahora debo volver a mis obligaciones...- Se marchó no sin antes darme otro beso, con actitud bastante territorial.

Al quedarme relativamente a solas, si contamos con lo poco conversadora que es Mara, pude apreciar de mejor forma mis pensamientos. Es extraño como Nataru empieza a ocupar un gran número de momentos en mi vida, en mis pensamientos y tal vez en mi corazón. Su voz grave sabe erizarme la piel, sus miradas saben mirar a través de mí como si fuera transparente. Sin embargo, sus palabras has dejado mil interrogantes a la deriva, incluso... han abierto muchas posibilidades. ¿Y si Nataru y Natsuki fueran la misma persona? De ninguna manera, eso... eso sería, terrible y Natsuki, sería detestable. Jugar de esta manera con algo tan serio, ella no es capaz de eso ¿Verdad?

-Fujino-san se nota algo inquieta- Me sorprende con la guardia baja la joven a mi lado, sentada en la otra silla para tomar el sol, ¿Acaso he sido tan obvia?

-Tokira-san puede hablarme sin tanto formalismo, pero me pregunto si he sido tan obvia- Me puse de pie, envolví mi cuerpo casi seco por el sol con una toalla. Me dirigí al interior de la mansión, y mi escolta me siguió tranquilamente.

Una vez caminando a mi lado, se atrevió a decir por lo bajo. -Bueno, tenías cara de haber visto un fantasma- De algún modo así fue.

-Me adentré más de la cuenta en mis pensamientos, tanto que... no noté cuando Blan-san se marchó e hizo el cambio de turno con Mara-san- Respondí pasando por la sala, hasta las escaleras principales, donde una joven doncella interrumpió mi camino.

-Fujino Ojousama, el almuerzo está listo, ¿Desea que sirva en el comedor?- Musitó tímidamente la chica, sin atreverse a mirar a mi escolta.

-Antes que nada Kiara-san... ¿Están mis padres?-

-No Ojousama, están tratando asuntos de suma importancia con la familia Margueritte, dijeron que estarán para la cena- Habló con servilismo.

-Entiendo, siendo ese el caso... ¿Podría subir los alimentos para Tokira-san y para mí a mi cuarto?-

-Como usted ordene Ojousama- hizo una venía dispuesta a irse.

-Kiara-san...- La detuve un momento, recordando algo importante.

-¿Si Ojousama?-

-¿Y mi hermano?-

-Shion-sama no está en casa, no ha dado aviso de la razón de su salida... pero salió hace algunos momentos-

-Eso es todo Kiara-san... gracias por informarme- Dije protocolaría antes de ascender por las escaleras para ir a mi cuarto, cauta como siempre Mara caminaba a mi lado. Por otro lado ¿No es demasiada casualidad que mi hermano se marchara al mismo tiempo que Nataru?

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¡Maldita sea! ¿A qué juegas Shizuru? Besar a esa mujer en mis narices, después de lo que paso entre nosotras es... es ¡Imperdonable! Me costó el cielo y la tierra no darle una paliza a Tomoe en ese momento, pero si la golpeara seguramente yo terminaría como la villana y ella como la víctima, no le voy a dar el gusto. ¡Pero serás Baka! Natsuki Kuga, dejarlas solas es como dársela servida en bandeja de plata. El mundo es verdaderamente injusto, si me quedara sería para ver sus arrumacos y eso no me gusta nada. ¿Qué somos tú y yo Shizuru? ¿Por qué no le plantaste una bofetada de esas buenas? ¿Es que para ti no significo nada lo que paso esa mañana?

Golpeo con ira el tronco de un árbol bastante viejo y grueso, en el jardín al lado del estacionamiento. Cierro los ojos tratando de contener las traicioneras lágrimas que asoman en mis mejillas.

-Oye, oye... ese pobre árbol no tiene la culpa de tus enojos Blan-san- Escucho a mi espalda la voz cantarina del segundo Fujino.

-No estoy de ánimos para reproches... te pagaré lo que valga la re plantación de este árbol viejo, con abono incluido- Seguí golpeando con más ganas el endemoniado árbol que tuvo la mala suerte de cruzarse en mi camino.

-Si lo que me preocupa es esto- Sentí como su mano sujetaba mi muñeca con delicadeza. En ese momento di por perdida mi batalla con el árbol, sobre todo por la lastima con la que miraba mis manos el idiota de Shion. -Un caballero como tú, que tiene las manos tan bien cuidadas no debería tratarlas así- ¡Por Kami! Que hombre tan afeminado. -Y mucho menos llorar- Sentí sus suaves dedos rozar mis mejillas, ese aire característico Fujino me hizo sonrojar. Odio cuando esto me pasa, así que retiré bruscamente mi mano de la suya.

Orgullosa como era, desvié la mirada. -Un caballero no toma la mano de otro como si fuera una dama y mucho menos acaricia su cara con la misma actitud- Respondí con voz grave. Retiré las astillas de mis manos sin ninguna contemplación.

-Entonces tú eres un caballero clásico... un hombre de pelo en pecho- Dijo levantando una ceja para mirarme de arriba a abajo.

-Eso es asqueroso- Gruñí. -Pelo en el pecho... ¿Estás loco?- La sola imaginación de mi pecho con pelos, puagg.

-No lo decía literalmente Nataru-san- Rió de buena gana. -Es una expresión, hablo de que eres un chico varonil y en épocas más remotas, cuanto más bello tuviera un hombre en su cuerpo, más testosterona y fuerza, entonces se les consideraba muy varoniles-

No sabía eso... -Ahhh vale, gracias por la explicación... aunque no me imagino cómo era eso, dudo que ligaran con las chicas, tantos pelos encima no deben ser algo grato de tocar- Verdaderamente da repulsión de solo pensarlo, si es que las chicas son tan suaves y además tienen un par de... vale soy el colmo. Ahora es tan evidente que soy gay.

-Nataru es en verdad gracioso- Sonrió animado. -Me alegra mucho que estés de mejor humor- Posó su mano en mi hombro ¿Es parecer mío o busca cualquier tonta excusa para tocarme? En mi escuela los hombres no eran tan amanerados.

-Ya estuvo bien de hacer las de payaso, tengo una cita pendiente por atender- Me separé de él, hasta el enojo se me había quitado. Es un poder natural que tienen los Fujino sobre mí o me he vuelto muy blandengue.

-Y si vamos el camino juntos, es que tengo planeado comer algo, pero no me apetece lo que hay en casa- Escuché su voz y sus pasos a mi espalda.

-¿Es hora de comer?- Le miré de soslayo, ¿En qué mundo vive este niño rico? Si son las 2 y...

-Si comes a las 12am...- Dijo mirando su reloj. -Sí, es hora de comer-

-¡Rayos! Faltan 3 horas para mi cita... me precipité- Claro, estaba tan enfadada con el besuqueo de Shizuru con esa pelos disparejos, que me fui sin mediar nada o 'alguien' hubiera muerto ahogada en la piscina.

-Entonces te invito a comer- Su sonrisa se amplió considerablemente.

-¿Qué?- Este sujeto no entiende indirectas o se hace.

-Es lo mínimo hombre, eres el escolta de mi hermana. Eres el más capaz que he conocido- Se aceró cual camarada y me paso la mano por el hombro. -Mira que someterme con una llave, me la tienes que enseñar... para no parecer tan indefenso como una liebre, tú me entiendes, eso no impresiona a las chicas- Me guiño el ojo.

-Hombre no es tan difícil- Para qué negarlo, si en algo soy buena es en la lucha. Así que sí, Shion le has pedido consejo a la persona adecuada. -Veras, los dedos de las manos son una parte muy sensible del cuerpo, así que cualquier torcedura duele muchísimo- Comencé a explicar mientras llegábamos al estacionamiento. -De modo que la llave, consiste en doblarle el dedo índice hacia el sentido opuesto del cierre, debes hacer que le duela, pero procura no dislocarlo... a menos que esa sea tu intensión-

-Oye, pero las manos de tu oponente son muy rápidas, no sé como atrapaste la mía en medio de la oscuridad- Preguntó interesado.

-Estabas tan enfadado, que me sujetabas la ropa... así que fue fácil tomarla, ya con el control de tu mano, simplemente complete la llave sobre la muñeca para someterte, pero también se puede hacer en el aire, aunque es más complicado- Respondí recordando los detalles de esa noche, sin embargo eso trajo a mi mente el desencanto que originó aquella situación. -Yo también estaba enfadado, mi actitud no fue la mejor- Me detuve y Shion conmigo.

-Eso ya está en el olvido- Sentí un fuerte golpe en la espalda, era una palmada. -No seas blando Nataru... o quedará desprestigiada esa faceta de chico duro- Así que intentas animarme a tu modo Fujino.

Después de toser un poco, por lo visto quería sacarme el pulmón. -¡Hey! Yo soy duro como la roca- Le devolví el golpe, pero en el hombro.

-Ya, no tienes que probarlo- Se sobó el hombro Shion con un pequeña mueca de dolor. -Por cierto, ¿Por qué estás empapado?- Dijo mientras nos acercábamos a nuestros vehículos.

-Eso no es asunto tuyo Shion- Realmente no estoy por la labor de confesar que esa mocosa peliteñida me tomó con la guardia baja y me tiró a la piscina.

-Vale, no tienes que poner esa cara ogro- Sonrió el chico y yo me pregunto como es que no le duele la cara si se la pasa sonriendo todo el rato.

-¿A quién llamas ogro?- Esta visto que hay quienes no aprecian su existencia en este mundo.

-A nadie... mejor muévete- Me quedé de pie esperando que abordara su vehículo. -Sígueme si es que puedes, ¿Una carrera?-

-No ha nacido quien pueda vencerme- Sonreí con autosuficiencia.

-Eso lo veremos- Me retó con la mirada de sus ojos rubí.

Me sorprendí al notar que subía a una motocicleta igual la mía pero de color rojo. Interesante, tiene buen gusto para las motos. Tomé mi casco, lo puse en su sitio y ambos emprendimos nuestro camino con un pique sonoro en el estacionamiento.
-0-0-0-


Tras una ducha, un cambio de prendas y un retoque de maquillaje. Nos encontramos Mara y yo, consumiendo los alimentos en la privacidad de mi cuarto. Kiara había enviado a los jardineros, para que transportaran un mesa para dos, sillas y a las demás doncellas para poner los cubiertos. Los platos fueron servidos, puesto el vino de la cava. Un poco de música clásica de fondo y el ambiente estaba perfecto. Aunque debo admitir que tal ambiente romántico hubiera sido perfecto en presencia de Nataru.

-No imaginaba que hasta el más pequeño capricho te fuera consentido de esta forma- Me miró sorprendida mi escolta, mientras acomodaba sus largos cabellos platinados.

-Yo también lo había olvidado Mara-san... estuve lejos de casa algunos años, así que imaginaba algo diferente a mi regreso, porque cuando me fui era prácticamente una niña-

-Esto me parece genial... pero a veces no puedes disfrutar las cosas sencillas como, comer en la cama de tu cuarto, estar sola en tu casa todo el día y andar en las fachas que mejor prefieras-

-Ara, Mara-san es muy perceptiva- Suspiré largamente. -Vivo en una jaula de oro, es algo que extraño de Fukka, mi libertad de hacer y actuar según me pareciera-

-Hablas como Nataru a veces, supongo que por eso que son tan afines- Me sonrió amigable, mientras daba un bocado a su plato. -Mmmm esto esta delicioso... me pido la receta-

-No había pensado en ello como un punto en común y no te preocupes... le pediré un recetario al ama de llaves- Lo cierto es que no parece una persona libre acatando ordenes todo el tiempo, tal como yo.

-¡Gracias Shizuru-san!- Dijo efusiva. Luego de tomarse de un trago media copa, continuó hablando. -Bueno, a Nat le ha costado muchísimo adaptarse a Kioto, son infinitamente más estrictos que en Tokio y la presencia de su padre, es muy contradictoria... al conocerlo me imaginaba a un cabrón, pero la verdad es que es bastante más buena persona de lo que pensaba- Realmente estamos hablando del mismo hombre ¿Suichiro Blan buena persona? Recordaré no fiarme del todo del criterio de Mara-san. -... Pero eso no cambia que se llevan de perros-

-Ya veo, así que son Tokiotas, por otro lado no me sorprende que se lleven mal- Procedí a comer con calma.

-¿En serio? ¿Sabías que le abandonó hace tiempo?- Musitó sorprendida Mara-san. Pero no, no lo sabía. De las tres, ella es la más indiscreta. Creo que continuaré sirviéndole vino, dicho y hecho, su copa estaba llena de nuevo.

-Claro que sí, por esa razón no me agrada Suichiro-san-

-Yo no entendía sus razones, realmente no creo que sean suficientes pero en cuanto le veo cerca de sus dos hij... hijos... noto en sus ojos la misma mirada protectora que me daban mis padres a mí cuando era pequeña- Me pareció ver un dejo de nostalgia en la expresión de mi acompañante, otro bocado y otro sorbo alargado de vino.

-No imaginaba que conocieras a la extensión completa de la familia Blan, yo nunca he tenido tal privilegio, aun me gustaría conocer a la hermana de Nataru-san- Deslicé las palabras, esperando que mordiera el anzuelo.

-Te encantaría conocerla, Nina-san es una joven muy disciplinada y de buenos modales... aunque bastante tímida. Como esta en otro escuadrón de Garderobe, casi no he tenido la oportunidad de hablar con ella- Murmuró jovial Mara, si ando con cuidado podré obtener información valiosa ya que ella es el eslabón débil del grupo. Por otro lado, así que su nombre es Nina, Nina Blan. ¿Sera un seudónimo? Podría ser un nombre falso, sin embargo una hermana no daría un nombre falso a su hermana mayor. Nina, ese es su nombre real y ella debe conocer la verdadera identidad de Nataru Blan.

Terminamos nuestros alimentos y solo yació sobre la mesa, la botella de vino medio vacía, la hielera con más vino. Y la irrefutable orden al ama de llaves, de no ser molestada por ninguna razón.

-Son muy opuestos a pesar de ser hermanos- Continué indagando, como si supiera del tema. Esa es la verdadera forma de hacer que alguien te diga lo que quieres saber, haciéndole creer que ya lo sabes.

-Sí, totalmente. Nina es muy dulce y Nat un tanto gruñón- Hizo un mohín bastante divertido.

-Lo haces parecer un cascarrabias y bastante más viejo de lo que es- Me reí de buena gana.

-Tienes razón, Nat aun no cumple los 18 años y a veces actúa como un viejo... lo que me recuerda que en unas semanas debemos preparar su cumpleaños- Apunto tímida, como si fuera un gran atrevimiento revelar esa información, no puedo creer mi suerte. A cada pregunta que lanzo, ella me facilita la información. Aprendí con Naori que tampoco es muy cuidadosa con su particular forma de hablar. Preguntar sus nombres directamente es cortar la conversación, así que con Mara tengo más posibilidades de saber que planean en Garderobe, quien es Nataru y si mis sospechas son ciertas, siendo más sutil.

-Si me lo permiten Mara-san y Naori-san... estaría encantada de ayudar con la celebración, es lo mínimo que puedo hacer por una persona cuya preocupación por mí está más allá de su trabajo-

-Claro Shizuru, estoy segura que le encantará la sorpresa, sobretodo viniendo de ti- Dijo muy animada, sus ojos verdes brillaron de una rara forma. Seguramente sus amigas conocen sus sentimientos, Nataru no se esfuerza en ocultar sus emociones con ellas, ¿y si les dijo lo que paso entre nosotras? -¿Estás bien?-

-Si... claro que si- Procuré mantener la compostura pero me ardía el rostro.

-Te has sonrojado repentinamente... parece que estas pensando cosas inapropiadas Shizuru- Le vi reír sin ningún recato en mis narices.

-Me temo he sido descubierta por Mara- Con tanta familiaridad el Keigo está demás.

-¿Puedo preguntarle algo a Shizuru?- Me miró mientras servía mi propia copa.

-Adelante-

-Será un poco directo, pero... ¿Por qué Shizuru dejó que Margueritte-san le besara si está claro que no le gusta?-

Me puse de pie, con la intensión de que no viera mi rostro de sorpresa, apoyé mi hombro en el marco de la ventana. -Empiezo a pensar que he perdido mis facultades cuando parece tan obvio- Una vez serena, encaré la expresión confusa de la joven escolta. -Cuando naces con los privilegios que yo he nacido, hay algunas cosas que no escojes por ti misma... sí, me gusta Tomoe-san, pero no dejan de ser deseos superficiales carentes de emociones. Mientras esto continúe así todo estará bien-

-Miente muy bien Shizuru-san...- Me sonrió afable esa mujer, me doy cuenta que la he subestimado. -Sin sentimientos no merece la pena estar junto a una persona- Eso es cierto, pero la persona por la que espera mi corazón es un imposible, así como Nataru me confunde, no deja de ser una verdadera desconocida.

-Ustedes son personas especialmente perceptivas... pero, a diferencia de mí, Mara puede escoger por propia voluntad a la persona amada, para compartir su vida con ella... yo no tengo esa posibilidad- Aunque mi voz fue neutra, esta vez, decidí no mirarla a los ojos.

-¿Así que Shizuru está en una relación con Margueritte-san por imposición?- Pude notar su creciente curiosidad, pero seré franca ya que ella ha sido genuina en su amabilidad y en todas sus respuestas para mí.

-La elegí de entre una serie de opciones limitadas... era ella o serían hombres con los que debiera relacionarme- Suena a catalogo, pero realmente fue así.

-Y tú eres claramente homosexual... aun así, podrías dejar todo esto y vivir una vida tranquila, simple, pero tranquila. A veces es mucho mejor que un mundo tan ostentoso pero vacío- Su voz hablaba con experiencia aunque no la imagino en mi postura.

-Me parece que Mara olvida quien deposita su paga en una cuenta bancaria... es gracias a eso que tengo la oportunidad de tener esta charla con ella- Me deje reposar en aquel marco, mientras el viento entraba por la ventana y las cortinas se movían apaciblemente. -Yo no temo a la pobreza, estoy segura que con mi capacidad podría sobrellevarlo y al mismo tiempo salir adelante, pero no hay nada que me motive a dejarlo todo... es relativamente cómoda el cómo va mi vida-

-Realmente no estoy haciendo esto por el dinero Shizuru- Habló con firmeza, al mirarla me di cuenta que no mentía. -Nat daría su vida por ti sin dudarlo y es a quien menos le importa el dinero en todo esto, nosotras somos sus mejores amigas y estamos a su lado porque le entendemos. Además tú también nos caes muy bien, no permitiremos que nadie te haga daño...- Sus expresiones se fueron relajando. -Eso es, porque eres la persona más importante para Nataru y seguramente ya lo has notado... así que por favor, deja de escudarte, de buscar excusas. Tú sabes muy bien de que estoy hablando-

-Si lo dices por esa persona, no parece afectarle en lo absoluto el cómo dirijo mi vida... si notaste la situación... le dio igual que Tomoe me besara o no-

-¿Crees eso?- Algo le pareció divertido de todo ello. -Me parece que desearías verle lleno de celos, pero no Shizuru. Nat es la clase de persona explosiva que le hubiera roto la nariz a Tomoe por su atrevimiento, así que agradece su paciencia... porque es muy escasa-

Sentí mis ojos salirse de las cuencas y el rostro arderme. -¿Estas insinuando qué...?-

-Se marchó para no perder el control- Se cruzó de brazos, levantando un poco más su prominente pecho. -Nosotros somos prudentes, donde tú estés uno de tus escoltas caminará a tu lado, pero siempre habrá otro oculto, esperando el momento adecuado para apoyar... lo vi todo, así que te pido de todo corazón que no juegues con mi amigo-

-No pretendo tal cosa- Realmente no quiero herirla, pero tengo claro que me precipité al poseer su cuerpo, sin tener tan claro mi corazón.

-Tampoco pienses cosas que no son...- Relajo sus brazos a sus lados y tomó asiento, sin dejar de mirarme. -Nataru se fue porque tenía un asunto urgente que atender-

-Yo no te pregunté eso-

-Pero deseabas saberlo... se notó tu molestia- Le restó importancia, ha estado observándome, me lee muy bien. -Bueno, es que hoy tiene la cita de siempre- Me pareció ver un corto atisbo de preocupación en la mirada de mi escolta. ¿O es que se refiere a esa clase de citas?

-¿Cita?- Deje escapar el murmullo de mis labios.

-No es una cita de placer Shizuru-san- Se sirvió aclarar, ara... estoy perdiendo mi toque o todos pueden leerme con tanta facilidad.

-Si fuera el caso no debe importarme- Es cierto, ella y yo no somos nada.

-Supongo que no, nuestra vida privada se mueve muy lejos de nuestro trabajo... - La chica posó el dedo en su barbilla como pensando. -Pero si quieres saberlo, es una revisión con médicos y esas cosas-

-¿Acaso Nataru está enfermo?- No pude evitar sentir comprimido el corazón de solo pensarlo. No lo comprendo, se veía tan bien, no parecía afectada su salud.

-No sabría cómo explicarlo, lo está y no lo está- Ahora se rasca la cabeza incomoda.

-Ara, ignoraba que Mara-san fuera tan buena evadiendo preguntas- Amago una mueca de tristeza para causar algo de culpa, lo que haga falta por saber esto.

-No es eso Shizuru... es que nunca fui buena en clase de biología y el caso de Nat es muy complejo- Trató de explicarse rápidamente. -¿Si te lo digo prometes guardar el secreto?-

-Seré una tumba cerrada. Si tan importante es la confidencia que quiere hacerme Mara-san, puede confiar en mí- No miento, necesito saber que está pasando, un misterio más y voy a enloquecer.

Posó el codo sobre la mesa, algo de mal gusto si me lo preguntan, bebió de su copa, se lo pensó un momento y después habló con seriedad. -Como sabes, Garderobe es una institución especializada en la educación de los mejores escoltas en todo el mundo, pero también desarrollan las mejores tecnologías para el mismo fin- Asentí con la cabeza procurando no interrumpirla. -Tengo entendido que la madre de Nataru, desarrolló un suero único en el mundo. Nunca te enfermas, nunca adoleces de nada, te hace más veloz, más fuerte, incluso alarga la vida de una persona. Todo tu cuerpo se regenera a una velocidad increíble y te aseguro que yo no lo creería, si no hubiera visto a Nat en acción- No le quito la razón, pero lo que yo he visto se logra con muchos años de entrenamiento, no está fuera del alcance humano. -Tú lo has visto ¿No? Cuando saltó contigo en brazos desde el jardín hasta la ventana de tu alcoba, una persona común no podría hacer esas cosas-

No imaginaba que eso hubiera pasado mientras estaba dormida, son tres pisos de altura con mi peso extra, yo no es que sea gorda pero peso lo que todo ser humano con una dieta balanceada. ¡Un momento! Eso significa que... -¿Quieres decir que ese suero le fue inyectado a Nataru-san?- En qué cabeza cabe someterse a conejillo de indias, esto es ilegal por lo menos.

-Así es, después de todo, solo era compatible con un gen único en su cuerpo- Su rostro ensombreció e imaginé lo peor. -Según entiendo, algo no funciona bien en esa cosa y Nataru tiene que estarse revisando constantemente- Suspiró pesadamente. -Lo peor de todo es que Suichiro-sama cuenta con los mejores científicos de todas las ramas y no han resuelto el problema- Se le notaba abatida, estoy segura que ella comprende bien lo que pasa, pero no conoce la jerga adecuada para explicarlo y lo peor es que parece grave.

-Sí, el suero fue fabricado por la madre de Nataru, ¿No debería ella poder resolverlo?- Eso es, ella debería poder revertirlo.

Mara negó con la cabeza, su rostro se hizo más lúgubre. -Para eso tendría que estar viva, pero su madre murió hace muchos años- No pude esconder mi sorpresa, su madre ¿Está muerta? Ahora me doy cuenta cuan poco se de la vida de Nataru, que hasta me siento mal. Pero no es momento de tener culpas, tengo que saber de una buena vez por todas que está pasando.

-Entonces como es posible que usaran los descubrimientos incompletos de una persona fallecida hace tiempo, ese suero debió estar pasado al momento de la inyección- No puedo creer que un científico del renombre de Suichiro hubiere cometido tal error, ¿Es que quiere matar a su hija o qué?

-Porque el suero no es biológico... no depende de encimas o cosas por el estilo que se degradan con el tiempo, lo que quiero decir es que no tiene fecha de caducidad como cualquier medicamento. Ya que su contenido son robots, nanomáquinas para ser exacta- Respondió con prontitud.

-Nanomáquinas...- Ya había leído sobre ello, sin embargo, con la tecnología actual aquello no era posible, según los medios. Ya veo cuan oculto se maneja el mundo tecnológico, todo lo que llega a manos del público, primero se desarrolla entre las élites armamentistas, y un suero así, fabrica soldados perfectos. No podría esperar otra cosa de Suichiro Blan, se apropió del conocimiento de la batalla de las Hime para hacer negocio, pero esto... esto no tiene nombre. Entonces lo entendí. -Eso... eso es ¡Muy peligroso!-

-¿Hasta ahora lo notas?- El rostro de Mara, se notaba verdaderamente angustiado y no dudo que el mío igual. Siento un vacío en el estomago, casi nauseas, esto no está bien. -Nataru, dijo que llegaría hasta las últimas consecuencias, aún cuando esas cosas no están funcionando del todo bien, no se deshará de ellas- Lo sonrisa amarga de la chica me dio a saber cuan terca puede ser esa mujer, y me hace notar que me estoy preocupando demasiado por ella, siento un agudo dolor en el pecho.

-¿Hay una forma de sacarle eso del cuerpo?- Pregunté esperanzada.

-A menos que quieras que Nataru tenga sexo con un hombre no veo como- Lo dijo, aunque pareciera una broma, no lo era. Mara no miente, sus ojos son muy sinceros.

-¿Qué?- ¿Pero qué tiene que ver lo uno con lo otro?

-Ahhh... bueno, es que entiendo que lo único que anula el efecto del suero... es... err, una sustancia que segregan los hombres cuando tú ya sabes que... - Luego me sonrió nerviosamente. -Y no tienes que ocultarlo Shizuru, tú sabes que Nataru es mujer y una homosexual, seguro entiendes que la vemos tirándose de un puente antes que en la cama con un hombre-

-Mara tiene razón, me molesta un poco hablar de ella como si fuera un hombre, pero ante todo la discreción...- Respondí hábilmente sin generarle desconfianza, es algo que no puedo permitirme por ahora. Necesito que me diga lo que quiero saber. -Sobre lo otro, si lo sé. Pero me doy cuenta que Nataru tiene poco aprecio por su vida- Me supo amargo decirlo, la culpa se hace insoldable, precisamente porque no sé nada de ella.

-Siempre ha sido así, la primera vez que la vi... estaba disparando a diestra y siniestra, mientas se infiltraba en un crucero... muchas cosas malas se hubieran evitado, si ese día hubiera escuchado sus advertencias, pero no la conocía tan bien, incluso me causó miedo- Por primera vez vi a Mara fruncir el ceño, al notarse observada relajó su expresión. -Al mismo tiempo gracias a esos eventos nos hicimos amigas, conocí al amor de mi vida y hoy luchamos juntas... No sé qué sería de mi vida sin ellas-

-Supongo que hablas de Yukito y Nataru-

-Yu...qué?... ahhh si... Yukito... Yukito Naori- Tras la corta equivocación se recompuso rápidamente. Pero yo no desperdiciaría esta oportunidad ¿Verdad?

Me reí ocultando delicadamente mi risa con mi mano. -Ya veo, no te acostumbras a los nombres falsos... ya somos dos-

-¿Entonces lo sabes? Nuestros nombres reales- Se puso pálida en el acto.

-Claro que sí, Nat ya me lo ha dicho- No es como si mintiera, realmente me dijo que son nombres falsos, pero no sus nombres.

-Shizuru... yo... lo lamento- No entiendo porque se disculpa. -¿Pero no estás enojada?- ¿Por qué debería estarlo? Sigo sonriendo ocultando lo mejor que puedo mi ansiedad. Dilo Mara Tokira, dime sus nombres reales.

-Es que temíamos una muy mala reacción de tu parte, sobretodo de parte de...- El sonido de un móvil interrumpió nuestra charla y yo maldije al destino por confabular contra mí. -Perdona, hablando de la reina de roma... jaja... dame un segundo por favor- Se apartó levemente mientras yo asentía controlando un tic nervioso en la cara. Paciencia Fuji al volver lo sabrás.

Fueron los segundos más largos de mí vida, la veía ir y venir a paso lento, rogaba a todos los dioses que conozco un poco de suerte. Pero me ponían nerviosa por dentro las miradas de soslayo que me dirigía Mara. Después de esos momentos tensos volvió sonriendo a mi lado, esto me tranquilizó un tanto.

-Parece que Shizuru quería hacerme una jugada sucia- Palidecí ante su mirada maliciosa, ¿Por qué no tengo mi té a la mano cuando más lo necesito? -Espero puedas entender que no debo ser yo quien te revele tal información... es muy importante que lo haga Nataru- Tomó asiento y sirvió con confianza nuestras dos copas con el vino. -Esto se verá Shizuru, solo ten un poco más de paciencia... te prometo que si ella no se atreve a decírtelo antes de su cumpleaños... yo misma te lo diré... ya la tengo amenazada ¿Sabes?-

-Tanto misterio por lo más común del mundo- Suspiré resignada, no puedo creer mi mala suerte.

-Un nombre... un nombre que lo cambiará todo- Sonrió como si nada. -Si te conté lo del suero es... porque necesito que me ayudes a librarla de las Nanomáquinas, de otro modo... no sé que pueda pasar-

-Te escucho, tú misma has dicho que... hacer que tenga sexo con un hombre es misión imposible y realmente yo no voy a ayudarte con eso- Ni que estuviera loca, no pretendo dejársela en bandeja de plata a cualquier gusano.

-Tú escúchame... he convencido a uno de los científicos de Garderobe para que separé el componente. Con que se lo untes, inyectes, lo trague o como mejor veas... asunto resuelto- Mara parecía obviar lo repugnante de la tarea, como le voy a dar a mi Nataru esa cosa babosa. Ara, ¿Acabo de referirme a ella como mía?

-Eso se oye asqueroso...- Seguramente tengo una mueca de fastidio permanente en los labios, no son temas gratos de tratar justo después de comer.

-Que no es lo mismo Shizuru, por eso le he pedido que lo separen y si tú quieres, escogemos al espécimen... hay muy buenos prospectos en Garderobe... y si no te fías, le pides el favor a tu hermano-

-¿A mi hermano? ¿Estás insinuando que le pida semen a mi hermano?- Esto es verdaderamente antinatural, a veces me pregunto si de verdad los chicos y las chicas están hechos para formar parejas. -¿Estás segura qué no están tomándote el pelo? ¿Qué no es como si tú desearas embarazarte a ti o a tú novia con eso? Porque si es el caso conozco un par de bancos de semen que...-

-Yo no jugaría con una cosa tan sería Shizuru... ¡es la vida de Nat! De lo que hablamos... por otro lado Miko-chin y yo estamos muy jóvenes para ser madres- Le noté una pizca exasperada y sonrojada, pero es que hay que admitir que lo del antídoto suena totalmente irreal. ¿Qué tal si Nataru hubiera sido hetero? Se hubiera perdido el supersuero hace siglos. Mejor no pensar eso, Nataru con un hombre, es una escena escalofriante, le dolería mucho a mi ego de mujer y a mi corazón.

-Kanina... Mara- Sonreí apenada. -Pero es el antídoto más raro del mundo-

-Dímelo a mí, no sé en que estaba pensando su madre-...


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Aaaa noooooo tiene k aver otro antídoto xfavor diosssss no kiero k natsuki tenga k tragárse , injectarse el semen de un hombre

¡¡¡¡¡¡¡¡¡Te lo suplico XFAVOR!!!!!!!!!!?

Anónimo dijo...

ayyyyyyyyyyy no me gusto el antidoto :s no puede haber otro camino? mmm aparte no estaria bien que nat se quedara asi aaaaaaaaaaaahhhhh tantas preguntas tienes que continuar pronto con tuproximo cap esta genial tu historia

Anónimo dijo...

ahahha pobre natsuki ahahaha quiero ver como hacen para que se ponga ese antidoto!!! muy buen capitulo!!
saludos

Unknown dijo...

Aahahhaha amé la última parte.

Además esa cosa no es antídoto de nada :S al contrario.....

Johana Flórez dijo...

respiren... yo tampoco estoy de acuerdo con el PSE... el nombre pues de la sustancia XD ashí que no... semejante cosa tan asquerosa como voy a permitir que le pase a Natsuki?

Att Cristalsif.

PD: Si ese cosa en particular porque es el que mencionan en Mai Otome, es lo único que puede retirar las nanomaquinas del cuerpo de una Otome. Ahí no me culpen, eso esta basado en la serie XD

Dagha dijo...

¡AY! por dios mi vida no podia haber puesto otra solucion para el caso de Natsuki hahahhahaha
Es cierto así uno saca la información de los demás ahahahah ;)
Muy bueno si Fic. Gracias
Bye

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