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Actualizaciones 15/Julio

martes, 10 de julio de 2012

martes, 10 de julio de 2012

Cap. 8 "Nunca digas adiós" de cristalsif


Hola chicas/os! Disculpen la gran ausencia, estoy con pruebas y con mi novia en casa, prácticamente no me conecto... intentaré ser más responsable con ustedes.
Saludos, cuídense mucho
:.:.:.:.:

NUNCA DIGAS ADIOS

Capítulo 8

Sinceridad inconclusa


En medio de mi desesperación no dudé en intervenir. -¿Qué les parece si cenamos algo?- Ante mis palabras ambos asintieron, además ya era la tarde, quería dejar zanjado el tema y que mejor forma que una buen plato de alimento.

-¡Hey Nataru!- Dijo Shion llamando la atención del pelinegro que no tardo en ponerse de pie y llegar solicito a su lado.

Sentí la mano de mi acompañante sujetar la mía, deseé soltarme al ver la amarga expresión de aquella chica en ropas masculinas, pero no debía darle tanta importancia. Así que le agradecí al destino la camaradería con la que mi hermano se le acercó, posando su brazo por los hombros del 'chico' hasta lograr distraer su atención lejos de mí. Caminamos por pares hacia la zona de comidas, pero atrás escuchaba una charla amena entre ellos y algo en mi interior se comprimía, al punto de no prestar atención a las palabras de la mujer que en teoría hacía las veces de mi acompañante. De modo que agudicé mi odio y pronto logré escuchar la charla entre ambos 'hombres'.

-¿Oye y a que club te uniste?- Preguntó mi hermano.

-Atletismo-

-¿Atletismo?- Pudiera jurar una sonrisa en la cara de Shion. -Eso explica el que tengas tan buenos músculos, aunque eres un poco delgado hombre... tendrías que comer más-

-Debo seguir una rigurosa dieta, y no, me dedico a ello hace poco... antes no tenía tiempo- Su risa que dulce se escucha.

-¿Y eso?- Tengo el raro presentimiento de que tiene cierta clase de interés sobre Nataru.

-Tenía que evitar que me mataran- Responde como si nada, y yo evito un respingo ante tales palabras.

-¿No hablas en serio o sí?-

-Bueno, es difícil de explicar Fujino-san-

-Llámame Shion, es lo menos... no sé porque tan formal, si el otro día me hablabas de tú- Le da unas palmaditas en la espalda. -Espero que esos asuntos estén resueltos Nat-

¿El otro día? ¿No será que se marchó con Shion el día de la supuesta cita? De ser el caso, Mara me mintió e inventó esa rara historia. No se porque siento tanto enojo, me es imposible estar tan tranquila cuando tengo la sensación que mi hermano le ha puesto el ojo encima.

-Si lo están... ahora tengo que resolver los de tu hermana para tener algo de paz- Se le escuchó algo resignado. Pero ¿Quién se cree para tratar mis asuntos como su problema? ¿Si tanto le incomoda qué hace aquí?

-Pareces muy interesado en la seguridad de Shiz-

-Totalmente- Dijo Nataru esta vez con convicción y no paro de pensar que su voz es como un agradable ronroneo que... ¡No de nuevo Shizuru! Deja de compararlas que es muy feo.

-No será... Mmmm... que ¿Te gusta mi hermana?- Susurró Shion muy quedo, pudiera jurar que en su oído.

-Es... es una deuda de honor- Aunque no miro hacia atrás, apostaría mi alma a que esos zafiros de hielo me están mirando, lo digo por aquella extraña sensación que tengo en el cuello.

-Eso lo hace sonar más interesante... lo que quiero decir es... gracias, no sé tus razones y entiendo si quieres guardar el secreto- Habló con genuino agradecimiento Shion, como si ese chico eliminara todas sus barreras mágicamente. -Eso lo respeto, para mí tiene mucho valor lo que haces-

Nataru no evitó reír suavemente. -Y eso que no me has visto en acción Shion-

-Bueno me gustaría que no... Sería una pena que te lastimaras- Esto no me gusta nada. -Promete que serás cuidadoso- Es verdaderamente molesto no poder mirarlos a la cara, no saber que mudo idioma hablan sus miradas.

-Seré cuidadoso, lo prometo- Es un tono apenado, seguramente... este... ¡este sonrojada!

-Así me gusta, Nataru también debe velar por su propia seguridad- ¿Es mi impresión o acaban de deshacerse del Keigo?

-Sé que si me lastimo Fujino-san se sentirá mal... por eso voy a protegerla con el menor número de heridas posibles- Esas palabras, ¿De que habla? Yo... yo no he mostrado tanto interés.

-Bien dicho, por otro lado seguramente tu novia se preocupe por ti-

-¿Ein? ¿Novia?- Ara, que rápido es mi hermano para recabar información o que confiado es este Blan, poco parecido tiene con su padre. -Err... te equivocas, yo no tengo novia y no he tenido nunca una- Dijo tímidamente la pelinegro, me costó lo mío escucharle.

-Vaya pero si yo lo daba por sentado... con lo atractivo que es Nataru, parece imposible que no esté comprometido. Eso sin mencionar que perteneciendo a una prestigiosa familia de rigurosos protocolos, se me hace raro que no tengas incluso una prometida- Ahora es mi hermano el que ríe ¡No le metas ideas raras en la cabeza Shion!

No se hizo esperar la insoportable risa de Kiyohime. -“A que te dolería mucho si tuviese a alguien más... eso no es justo pequeña Shizuru, tú tienes a Tomoe y estas jugando a dos banda”-

-“Eso... no es cierto”- Es una mentira, yo...

-“Ara, ara... y acostarte con Nataru teniendo una relación con Tomoe, no es jugar a dos bandas”- Realmente no entiendo a Kiyohime ¿Por qué la defiende tanto? -“Si sigues lastimando a mi amado monje, entonces tendremos muchos problemas”-

-“Tú lo has dicho... TU monje, deja de involucrar el pasado con el presente...”- Siento a Tomoe aferrar su brazo por mi cintura mientras sonríe señalando un aparador. -“¿Cómo puedes estar tan segura que es su reencarnación?”-

-“Su voz, su forma de mirar, su cuerpo, pero más claramente su aura... la energía que mana esa persona es la de mi amado monje”- Podía sentir un hondo calor en mi cuerpo, algo tan intenso que... sentía arderme la piel. ¿Este es la clase de amor que siente Kiyohime? Pero ella habla de... -“¿Su cuerpo? Ese monje era un hombre y solo porque Nataru se vista como uno no significa que tenga esa clase de sorpresas bajo su pantalón”-

Kiyohime se rió con más intensidad. -“Shizuru... Shizuru... a mi querido amor, se le llamó monje por su técnica de combate... una técnica denominada Pencak Silat, lo que tú sabes es una historia tergiversada... era un gran guerrero, pero como sabrás a las mujeres no se les permitía una instrucción de esa clase en aquella época... Nat se parece a mi amor, porque para lograr su objetivo, también usó prendas masculinas ¿No crees que tendríamos un serio dilema si yo sintiera atracción por los hombres?”- Realmente no había pensado en eso, si Viola fuera heterosexual tendríamos grandes diferencias de criterio. -“¿Quieres conocer otra característica?”- Asentí simplemente como si hablara con alguien fuera de mi cuerpo. -“Mi querido guerrero se llamaba Nataru de la familia Blan, tu amada es descendiente de la misma familia que en aquella época ¿No crees que es demasiada casualidad que el nombre falso de tu encantador escolta, sea precisamente ese? Y por si fuera poco, su pronunciación actual es diferente... Nataru realmente no usa un nombre Falso, dicho nombre esta escrito con los mismos símbolos arcaicos y la pronunciación antigua. Esa misma marca esta inscrita en la manilla de plata de esa joven es el nombre de mi amor... Pero hoy por hoy tienen un matiz vocal diferente y los Kanjis han evolucionado... yo tengo muy claro cual es su nombre actual”- Kiyohime se burlaba de mí, pero sabía que no estaba mintiendo.

-“¿Estás diciéndome que conoces el nombre real de Nataru? ¿Por qué no me lo has dicho entonces?”-

-“Porque como ella misma te lo dijo en la piscina... una parte de ti no quiere saberlo... cuando estés lista lo deducirás por ti misma... yo no te diré nada”- Su voz se hizo más lejana, de nuevo me había dejado sola.

Sin más remedio volví mis oídos sobre la conversación de Nataru y mi hermano, que todavía se llevaba a cabo a nuestra espalda.

-Para eso tendría que haber criado mi padre... y dudo que aun en esas circunstancias admitiera un matrimonio arreglado- Hubo un ligero silencio, seguramente cavilaba la joven. -¿Acaso tú estás metido en un lío de esos? Los Fujino son una familia de muchas tradiciones por lo que he oído-

-¡No! Y Kami-sama me libre... yo soy de los que piensan como Nataru- Se defendió Shion de la sola idea.

-¿Y cómo pienso yo?- Vaya, que caja de sorpresas es el pelinegro, tal parece que... este es su tono divertido.

-Que si no es con la persona amada, no tiene sentido compartir toda una vida con alguien- Dijo solemne mi hermano, pero a la vez sincero y es que tiene tanta razón.

-No voy a negártelo... pero, me temo que... yo ya he perdido antes de haber luchado por esa persona- Un dejo de melancolía inundo la voz grave de aquella persona, se le escuchaba como... como yo cuando hablaba de... ¡ya basta! No más, no más Natsuki por hoy, no más nudos en la garganta, no puedo flaquear.

Me hubiera gustado seguir escuchando, pero el camino se hizo corto... aun no puedo creer que para Shion fuera tan fácil hablar con 'él'. Nos sentamos en la mesa y una doncella se acercó a nosotros, con mi encantadora sonrisa logré ser el objeto de sus atenciones. Shion espabila, recordando pronto nuestras competiciones de antaño, entonces pide la carta tomando el control de la situación. Le miró con cierto aire de reto, realmente es una jovencita hermosa. De cortos cabellos rubios, de ojos azules y una prominente delantera en un cuerpo curvilíneo...

-Ara, mi hermanito quiere acaparar la atención de nuestra diligente mesera- Una de esas sonrisas patentadas en mi cara, una que se ensancha ante el ceño fruncido del pelinegro ¿Celos? Te daré un poco más del sabor de la Hiel Nataru, para mí no deja de ser divertido.

-¿Cómo evitarlo en presencia de una mujer tan bella?- Contraataca mi hermano mirando a los ojos a la pobre mujer, que se siente abrumada con la excesiva atención que le prestamos.

-Etto... ¿Los señores desean tomar algo?- Dijo tímidamente la chica con un lindo sonrojo en las mejillas.

Antes de poder responder el reto de Shion esa voz grave me interrumpe. -¿Cuál es la especialidad de la casa?- Para nuestra sorpresa, la chica algo aliviada se acerca al caballero pelinegro para señalarle el plato en el menú.

-Ramen con mariscos a la plancha señor, tenemos una salsa especial a base de pimienta, mostaza y mayonesa que si gusta podemos incluir en el menú- Se inclina por la derecha, dejando una buena porción de su nada recatado escote muy cerca de la cara de Nataru y a mí ¿Por qué me molesta?

-¿De veras? Nunca lo he probado de esta variedad...- Abre sus ojos azules como si de un niño en navidad se tratara, odio que sea tan linda. -¿Podría err... pedirlo con una porción extra de mayonesa?-

-Claro que sí, será un placer... desean algo más- Para mi sorpresa y evidentemente la de Shion, la chica se sonroja ante la naturalidad de Nataru, pasando olímpicamente de los dos.

-Si bien dejas de coquetear con todos los miembros de la mesa... podría ordenar mi comida. ¡Tengo hambre! ¡¿Sabe?!- Ya había pasado demasiado tiempo en silencio Tomoe, tal descortesía no podría venir de otra persona.

-Tomoe debe estar un poco molesta después del largo recorrido por las boutique del centro comercial, debió ser agotador, entiendo que la falta de alimento la indisponga- Mi sonrisa patentada y la mirada maníaca de mi acompañante se suaviza, así como esa prominente vena se va difuminando en su frente. -Pero no debería tratar así a las personas que solo tienen el interés de servirnos-

-No... Es eso Shizuru-Onesama... si yo lo he pasado maravillosamente en su divina compañía... es solo que... que esta mujer es muy vulgar y no ha parado de insinuársele... si una zorra es menos evidente que ella- Trató de excusarse y claro, no de la mejor manera. La pobre mesera se apartó sin saber qué hacer.

-Arggg ¡Ya no la soporto!- Se pone de pie Nataru intempestivamente posando las palmas de sus manos sobre la mesa. -¿Cómo es posible que pueda gustarte una persona tan engreída Shizuru?- Me mira a los ojos y a mí me remueve un estremecimiento. ¿Pero quién se cree que es para juzgarme?

-Ara, resulta que Blan-san se toma unas atribuciones que no le he dado, tanto ¿Cómo para criticar mi vida privada?- Me levanté yo también, imitando su gesto. -Resulta que usted está aquí por propia voluntad, y por ella misma puede irse- No puede pretender una aparecida en mi vida que por su oficio de escolta tenga autoridad para juzgarme.

Nataru desvió la mirada dolida. -Tiene razón, yo no soy nadie para meterme en su vida, solo estoy aquí por cosas de trabajo...- Tiro hacía atrás con rebeldía la larga melena cobalto. -...pero confiaba más en su criterio, estar con alguien que desprecia el trabajo honrado de la gente, alguien llena de egolatría que solo juzga a las personas por las ropas que llevan puestas... no es propio de usted ¿O sí Fujino?- Posó sus gélidos ojos sobre Tomoe, quien se aferraba a mi brazo con más fuerza de la necesaria, al parecer asustada y había que admitirlo, sus miradas asesinas hielan. -Y tú no vienes tan bien vestida, esos zapatos son de la temporada pasada, así que no critiques la ropa de diseño privado que traigo puesta, porque saldrá en las revistas la semana que viene- Portentosa, definí en mi mente la acción de caminar cual modelo hacia una mesa aparte, llevándose consigo a la infortunada mesera.

-No hagas caso de esa loca, por cierto soy Nataru Blan- Se ubicó a dos mesas de distancia ante mi confusa expresión, es como si realmente se esforzara por indisponerme.

-Gra...gracias yo soy Erstin... Erstin Ho, y estoy para servirle- Musitó sonrojada la rubia.

-Te pondré una buena propina solo por haber tenido que aguantarte a semejante arpía, me disculpo por todos contigo, señorita Ho- Decía Nataru sonriente a la rubia y a sabiendas de que le escuchábamos, quizás por ello Margueritte gruñía con poco disimulo a mi lado, suspiré con un dejo de resignación volviéndome a sentar. -Pero añade a mi pedido el extra de mayonesa ¿Si?-

-Si Blan-sama- Rió divertida la chica con mejor ánimo, dispuesta a pedir la orden.

-Espera un momento Erstin-san-

-¿Dígame Blan-sama?-

-¿Tienen vino?-

-Claro que sí... ¿De que variedad lo desea?- Se preparó la rubia para escribir en su libreta.

-El que tú quieras, seguro tienes buen gusto- Le dedicó una sonrisa ¿Coqueta? No puedo creerlo. -Lo que en realidad me preguntaba, es si podrías acompañarme a comer... es aburrido hacerlo solo y con los locos de la mesa de atrás no vuelvo... pero no sé si esto pudiera causarte dificultades-

-La verdad es que no me importa, de todos modos hoy iba a renunciar- Respondió la chica para sorpresa mía y de Shion.

-¿En serio?- Esto pareció animar a Nataru. -Si necesitas un mejor empleo, yo te conseguiré uno mejor-

-No hace falta Blan-sama... yo ya tengo un trabajo... permita que vaya por su comida y la mía para acompañarle- Si esto fuera una comedía romántica, creo que pétalos hubieran caído sobre ellas desde el cielo sin una explicación razonable.

A nosotros, pronto nos atendió un joven diferente, los pedidos fueron realizados y durante unos abrumadores minutos de silencio contemplé la espalda de la camisa a cuadros que ostentaba Nataru, por la pose se le notaba un dejo de abatimiento. ¿Realmente le afectó tanto lo que dije? -“¿Y que esperabas?... no cuentes conmigo cuando estés aburrida con esa mujer... yo no volveré a sacarte del aprieto como la última vez... mira que tener que acostarme con esa ha disminuido mucho mi estatus”- Claro no podía faltar Kiyohime para clavarme el puñal. -“Yo no te pedí ayuda”- Dije molesta en mi mente, pero Kiyohime se había ido dejándome un mal sabor de boca.

-¿Estás segura que no quieres algunos de mis guardaespaldas para tu protección? Lo míos son menos... impertinentes-

Un segundo respiro, prudentemente largo para continuar con la careta arriba. -Agradezco las atenciones de Tomoe para conmigo, pero debo respetar los deseos de mi padre- Había recuperado mi compostura, aunque cada día la presencia de Tomoe me resulta insufrible.

-Entiendo- Dijo resignada la de ojos violeta. Y como si la suerte quisiera reconciliarse conmigo, su móvil sonó, un momento después la vimos alejarse para hablar más a gusto.

Shion no dudo en aprovechar el momento. En cuanto los pedidos fueron puestos sobre la mesa y en ausencia de mi acompañante, él delató en su expresión sería el total desacuerdo con mi actitud y lo cierto es que no estoy del todo segura porque actué de ese modo, ¿Por qué perdí los estribos con Nataru?

-Nunca en mi vida contemple nada similar viniendo de ti Shizuru... creo que le debes una disculpa a Nataru, él solo dijo la verdad y realmente Margueritte comienza a resultar insoportable- Una mueca de fastidio lo dijo todo.

-Así que mi hermano esta por la labor de hacer labores de consciencia, o es su atracción por ese joven la que habla dentro de Shion- No pude evitar un dejo de celos.

-Él me gusta y mucho, si lograra que un hombre como él posara sus ojos en mí, me sentiría afortunado, pero estas tan ensimismada Shizuru... que no has notado que él destila amor por ti- Una mueca de molestia asomó en su rostro. ¿Y cree que no lo he notado? Ja... si fue mía primero.

-Ara, me parece que mi hermano está confundido... porque como podrás notar, no podemos tener una charla decente sin discutir- Refuté de inmediato. Aunque no debería verlo de ese modo, quizás en el fondo sea mejor así, Shion no tendría problemas para resolver lo del suero. Diablos no quiero eso..

-¿Debo reír o llorar?... Has perdido tu toque- Negó con la cabeza sonriendo. -Pero si tú prefieres pensar que una persona de su posición se somete a una labor humillante como la de escolta por nada, confieso que eres en demasía inocente...- Abrí los labios para protestar pero él no me permitió hablar. -Ambos tienen secretos y dejo de llamarse Shion Fujino, si no logró descubrirlo... no se habla de desamor mirando con tanta devoción a una desconocida, pero te advierto. Que yo habré de luchar por el afecto de Nataru... aún si es contra ti, Shizuru-

Desvié la mirada molesta ¿Realmente insinúa tal cosa? -Haz lo que gustes... sabes bien a quien pertenece mi corazón y Nataru no es esa persona... yo solo deseo una valiosa información que él posee- No sé porque sigo hablando de ella como si fuera un él, ignoro porque quiero guardar celosamente ese secreto de mi hermano... yo solo sé que Nataru me dirá lo que quiero saber cueste lo que cueste.

Los alimentos llegaron a ambas partes, de nuestra mesa Shion me miraba de malas maneras, Tomoe parecía habitar una burbuja de sueños y yo, bueno ya no se ni que siento. Al otro lado el coqueteo nada disimulado de ambas partes no se hizo esperar. Nataru departía en susurros con la chica a tal punto que me fue imposible oírlas. Hasta que la rubia de ojos azules, se acercó al oído de la pelinegra y... -¡¿De verdad?!- Dijo sonoramente poniéndose de Pie Nataru. Esto atrajo la atención de todos los comensales, pero a ella no le importó nada. -¡Genial! Entonces dame tu número por favor- La chica no tardó en tomar la muñeca de Nataru y anotar el número en su antebrazo.

-Gracias Blan-sama- La mirada de la rubia delataba un brillo que a mi juicio era el de una mujer enamorada. Sentí una cólera inusitada enervar mis venas, pero mi impotencia solo quedó reflejada en el puño cerrado que bajo la mesa estrechaba mi falda.

-No seas tan formal Erstin... puedes usar mi nombre, entonces ya nos veremos... invito yo- Musitó sonriente, ya los platos estaban vacíos. Nataru depositó una suma que cubría por mucho la comida de ambas mujeres.

-Ha sido un honor compartir contigo Nataru-

-El placer ha sido todo mío Erstin- Le extendió la mano a la joven y tras estrecharlas Nataru volvió con nosotros así como la joven de cabellos dorados, se marchó al interior del restaurante, seguramente para renunciar.

-Serás... has superado al maestro- Dijo Shion con toda camaradería, como si hace unos instantes no acabara de confesar su atracción por mi escolta.

La cena terminó, después de que una apresurada Tomoe solicitara prontitud en nuestro retorno, pues debía resolver algunos asuntos familiares. Solo por cortesía accedimos concluir nuestro recorrido por el centro comercial, a fin de cuentas las horas del día estaban concluyendo. Pronto un impasible Nataru se unió a nosotros de regreso al estacionamiento, aun con todo no me atrevía a mirarle... en algo tiene razón Shion, le debo una disculpa.

Una vez en el estacionamiento frente a la limusina. -Un momento por favor- Con un ademán de su mano, mi escolta detuvo nuestro ingreso al auto. -Debo revisarlo antes de entrar... Kioshiro-san no está, tomen distancia por favor- Y lo último era verdad ¿Dónde está el conductor de la familia? Shion y yo le obedecimos, aunque no dejamos de mirarnos con un dejo de preocupación.

-¿Y ahora qué? Se distrajo por ahí... eres un paranoico ¿Sabías?- La terquedad de esta mujer puede ser...

Miraba a Shion cuando algo me empujó con fuerza hacía atrás, y un sonido tan fuerte que hizo estremecer mis tímpanos, me aturdió de inmediato. Me removí incomoda en el suelo, notando un cuerpo sobre el mío. Intenté empujarlo para ver que pasaba pero ese alguien no se movía de su posición.

-Calma Fujino-san- Escuché un susurró gentil en mi oído, y sentí el agarre aflojarse lentamente.

-¿Mara-san?- En efecto me encontré con aquella mirada afable a mi espalda. ¿A que horas llegó?

-¿Se encuentra bien?-

-Si, estoy perfectamente...- Me puse de pie con la ayuda de mi escolta, ella me arrastró tras una columna. Estábamos a muchos metros del auto, ¿Cómo pudo moverme tan rápido Mara? Busqué con la vista en todas direcciones, me espanté al ver lo que había quedado del auto. Latas retorcidas por la explosión y el calor. Justo en la columna del frente estaba mi hermano siendo escoltado por Yukito. Pero... ¿y Nataru? Intenté dar un paso cerca de la escena, no puede ser. Mara me sujetó fuerte de la muñeca inmovilizando mi cuerpo.

-No debes acercarte, esto no ha acabado- Dijo con seriedad.

Esforcé la vista a través de la cortina de humo, los escombros, y el fuego, pero por ningún lado veía a Nataru o a Tomoe. La aprensión que me invadió no tiene nombre, me removí forcejeando con un nudo en la garganta. -Nataru...- Susurré quedo. -¡Nataru!- Comencé a llamarle con fuerza, de ningún modo quiero que nuestra última charla sea una pelea. Nataru tienes que estar bien, ¡Se lo prometiste a mi hermano!... pero el tercer llamado de mi voz no llegó a salir de mis labios, cuando Mara me cubría la boca con brusquedad escondiéndome más en una columna, cubriéndome con su cuerpo.

-¿Quieres que nos maten a todos?- El ceño fruncido de su rostro me mostró una faceta suya que no conocía. Sus ojos estaban llenos de determinación. -Nos entrenaron para esto... confía en nosotras, ellas están bien-

Escuchamos pasos, vi el sutil movimiento de Mara activando aquel guante en su mano. Yukito por otro lado extrajo su arma y en la otra mano dejó ver su garfa retraíble. Le dijo algo a Shion, y este obedeció en el acto. Al parecer solo yo estoy objetando la situación. Pasé la vista sobre los escombros del auto y al fin, vi dos cuerpos cobijados por la puerta de la que fuera una limusina. Un vapor de agua emergía del metal caliente, mientras lo que parecía una pared de hielo se derretía vertiginosamente, extraño en verdad. Mi angustia no cesó al notar la ausencia de movimientos y las manchas de sangre en el suelo. Me estremecí al observar como tres hombres fuertemente armados se acercaron a la zona de la explosión, caminando con suma cautela y apuntando con sendos rifles de alta precisión. Instantes después, las alarmas de incendio del edificio se activaron y comenzó a caer sobre nosotros un rocío de agua desde los aspersores en el techo, así el fuego a los pies de Nataru comenzó a disminuir lentamente. El hielo ya se había desintegrado sin dejar rastro. Pero ¿Cómo pudo sobrevivir y proteger a Margueritte a tan corta distancia de la explosión?

-¡Revisen! Tenemos que asegurarnos de los cadáveres- Ordenó el que parecía el líder, comenzando a verificar bajo los escombros, cuando se acercó al lugar donde estaban Tomoe y Nataru me sentí incapaz de respirar ¡Iban a rematarles! Miraba con angustia la situación, ¿Por qué Yukito y Mara no cubren a Nataru? ¡¿Por qué no hacen nada?!

Antes de que concluyese la pregunta en mi mente, un certero disparo dio en la cabeza del sujeto que antes hablara, desplomándose en el suelo su yerto cadáver. Pero Yukito no fue el autor del disparo, así que volví presurosa la vista sobre la fuente de mis preocupaciones, solo para verle ponerse de pie como si nada, como sí no acabara de echar para atrás una puerta de acero, como si no estuviese magullada y con manchas negras en la cara. Estaba 'bien'... una sonrisa y alivios sincero asomó a mi rostro. Vi a Nataru intercambiar disparos con los otros dos hombres, podría apostar que algunas balas le dieron en el torso, pero esa persona no se movió de su posición, Kami-sama bendiga los chalecos antibalas. A diferencia de sus atacantes ella disparó con tal precisión que la vida se les escapó en un suspiro, hasta ese momento al fin me di cuenta que sus ojos se llenaban de amargura. Miré más allá y entonces noté porque no se movió de su posición, protegía a Tomoe que aguardaba en el suelo inconsciente. Quise correr hacía ellos, pero Tokira me tenía muy bien sujeta como para moverme. Iba a reclamar esto último, cuando a nuestras espaldas se escuchó a alguien emprender la huida, pero ninguno de los escoltas corrió tras él. Miré a Mara sin entender nada de lo que estaba pasando.

-Abandonar a Shizuru-san, por ir tras un señuelo sería un error fatal- Aclaró mi guardiana con una expresión tranquila, luego se apartó levemente de mí. -Por favor manténgase a mi espalda-

Nos movilizamos a paso rápido hacía otra zona del estacionamiento, Yukito protegiendo a mi hermano y Nataru cargando consigo a Tomoe cual saco de papas en un hombro. Los intercambios de disparos continuaron, no imaginaba que tantos hombres quisieran emboscarnos. Nos vimos obligados a detenernos y escondernos tras el capo de dos diferentes autos. Al frente se encontraban, hombres en ropas civiles muy bien atrincherados bajo el cubierto de autos y quepa decir que muy bien armados. -Escudo... dispara el cañón rojo a las 10 en punto en 30 segundos- Se escuchó la voz de Nataru, a través del comunicador de Mara. La vi depositar a Tomoe sin mucho cuidado tras una llanta.

-A la orden- Mara no dudo en girar el enorme brazal de su enguantada mano, activando al parecer una luz roja. -Cúbranse, 'Araña' pantalla de humo- Susurró por lo bajo en la solapa de su chaqueta de cuero marrón, al parecer ahí guardaba el comunicador.

Yukito asintió desde lo lejos del segundo auto, extrajo tres esferas rojas de su ropa, al mismo tiempo que Nataru disparaba sin contemplación dos armas cromadas, su puntería en verdad excelsa iba eliminando poco a poco a los objetivos. Lo impresionante de este hecho era que cada disparo emanaba una corriente helada y al contacto generaba una explosión que congelaba un pequeño fragmento del sitio donde impactara, es de imaginar como destrozaba a los hombres al frente cuando uno de sus disparos impactaba en ellos. Tensioné la mandíbula, así que copiaron el diseño de Natsuki Hime. Maldito Blan Suichiro. ¿Por qué justamente ese diseño está en manos de Nataru? No tuve tiempo para pensar cuando Yukito arrojó las esferas con fuerza a pocos metros del enemigo. Una considerable humareda se extendió por el sitio, dejando el lugar en completa bruma, apenás podía ver dos pasos frente a mí.

-Mantén la respiración Fujino- Me dijo Mara y así le obedecí, corrí a ciegas con ella al frente. Escuchaba el silbar del viento cuando las balas pasaban cerca de nosotros, pero en el momento más critico, cuando algo tibio salpicó mi brazo. Mara levanto su brazo, y de aquel raro brazalete emergió una luz infrarroja de mirilla, apuntando ve tú a saber a que sitio. Simuló un clic con sus dedos, y un grupo de disparos emergieron del brazal. Pero nada pasó en principio o eso creí hasta que escuché la suave voz de Tokira empezar una cuenta atrás. -5, 4..- Comenzó acelerando el paso y arrastrándome con ella. -3, 2...- Cuando salimos del humo, Mara concluyó. -1, 0...-

Vi a los otros dos pares salir del humo, al mismo tiempo que lo hacíamos nosotras. Atrás se escuchó una fuerte explosión y los gemidos agonizantes de algunos de los hombres que antes nos disparaban. La fuerza de la honda dispersó el humo lentamente, dejando parcialmente nuestras espaldas a la vista de los sobrevivientes. -¡Ahora!- Gritó Nataru. -¡Piensa rápido Shion!- Dijo esto antes de arrojar el cuerpo inconsciente de Tomoe a los brazos de mi hermano en una fracción de segundo. Sorprendentemente mi hermano atrapó a la chica con algo de esfuerzo, pero lo logró. La mirada de Nataru y Shion se cruzaron confiadas, como si hablaran un lenguaje secreto propio de hombres. ¿Qué tonterías pienso? Nataru es una mujer.

-Corran a los autos de la sección C- Dijo Nataru. -Sabrán cuales son en cuanto los vean- Lanzó las llaves a mis manos igual de rápido, por orgullo y con mis buenos reflejos las atrapé. -Mara... guiales. Yukito y yo les cubriremos las espaldas... corran sin miedo- Ordenó sin esperar más.

Obedecimos en el acto, pero al mirar de soslayo atrás me di cuenta como Yukito y Nataru, cual si danzaran se acoplaron a nuestra espalda, cubriendo todo angulo de disparo de sus adversarios y si esto fuera poco, comenzaron a correr de forma inversa, ¡corrían de espaldas a nosotros! En la misma dirección que nosotros, a la vez que descargaban sus armas disparando. De esa forma sabiéndonos a salvo por la muralla que formaban sus cuerpos, nos movimos hacia los autos. Llegó el momento en que los disparos de nuestros agresores cesaron y aunque esto significaba que ya estábamos a salvo, Nataru y Yukito seguían corriendo de la misma rara forma, sin bajar la guardia.

Más tranquila miré al frente notando como mi hermano avanzaba a grandes zancadas con el cuerpo de Margueritte en sus brazos, la determinación que mostraban su mirada me abrumó un momento ¿Acaso no teme morir? No, no es que no tema. Entendí que haría lo que fuera necesario por no decepcionar las esperanzas y responsabilidades que puso Nataru en él. ¿Tan enamorado está Shion?

No sabía a donde nos dirigíamos, solo seguíamos a Mara. Grande fue mi sorpresa al notar un Ferrari deportivo de color rojo y otro exactamente igual tras el auto, pero de color azul. Abrimos las puertas con premura.

Shion depositó a Tomoe en la cojinería del auto rojo y entró en el. Nataru mirando al pelirrojo con expresión autoritaria, dio otra orden. -'Araña'-

-¿Diga jefe?- Sonrió divertido seguramente por el apelativo.

-Otra cortina de humo- Susurró por lo bajo Nataru mirando en todas direcciones.

-Contengan la respiración durante 30 segundos, nosotros moveremos las fichas- El pelirrojo sacó otras dos esferas, de alguna parte de su chaqueta y los arrojó al suelo en dos puntos diferentes. Un humo espeso lleno el panorama y antes de que pudiera reaccionar, alguien me jalaba de la mano y me introducía en un auto. El sonido de los motores encendiéndose, el auto comenzó a moverse lejos del humo pero tenía los ojos algo afectados.

-Tranquila Shizuru...- Esa voz grave, nada podía estar mal después de oírla.

La ventilación pronto ayudó a recuperar la vista y en efecto allí estaba Nataru tan tranquila, como si no acabase de arriesgar el cuello, ahí conduciendo por la autopista con la maestría de un corredor profesional.

-Casi mueres y... salvo por como quedo tu ropa, nadie lo notaria- Afirme mis dudas.

-Porque es algo que he asumido como un riesgo real, digo, puedo morir en cualquier momento... pero no puedo permitirme hacerlo- Me dedicó una pequeña mirada de soslayo, con una expresión amable que no le había visto hasta la fecha.

-No logro entender a Nataru-

-Dirías que soy difícil de leer pero la verdad es que soy muy simple... solo podré morir tranquila cuando tú estés a salvo-

-¿Porque tanto interés en mí? Y a la vez tanto desinterés- Hubiera querido bromear, lo cierto es que después de ocurrida la explosión tengo que mirar con más respeto a Nataru.

-Tú sabes la verdad Shizuru, mejor que nadie- Presionó con algo de fuerza el volante, para dar un giro en la transversal.

-No lo repetirás ¿Verdad?- Negó con la cabeza, así de cerca pude ver una línea escarlata en su frente de la que brotaba aquel líquido vital, no soporté mirarle y así mismo me vi estrujando la falda beige manchada de hollín. -Lo siento, te traté muy mal...- Con la mirada gacha también noté sus pantalones rasgados, con la piel lastimada. Pero ella no decía nada, no se quejaba, realmente podía parecer de piedra algunas veces.

Se detuvo en un semáforo en rojo, soltó la palanca de cambios y acaricio con su mano la mía, para librar a mi falda del agarre mortal. Una sensación eléctrica erizo mi piel al solo tacto, miré su mano junto a la mía y me encontré sus nudillos raspados, era insoportable cada herida en su piel, como si lastimara la vista, como si hiriese más profundo en mi interior. -Yo fui infinitamente más cruel que tú tantas veces... pero deberías saber, que hay palabras que solo de dicen una vez... no tiene sentido repetir algo sin relevancia-

La miré incrédula ¿Por qué Nataru habla de esa forma tan melancólica? Soltó mi mano para continuar la marcha. Miré por la ventana no deseando alargar más esa expresiva mirada entre las dos, entonces noté que por una vía alterna se miraba el otro auto rojo igual al nuestro. Nosotros bajamos por un puente y a la sombra de él, en un pestañeo nuestro auto había cambiado de color, ahora era negro.

-¿Cómo...?- Susurré sorprendida.

-La carrocería no es otra cosa que un conjunto de cavidades con pixeles de los colores primarios, en otras palabras, por fuera puede tomar el color que uno desee, como si fuera la pantalla de un televisor. Los viejos modelos trabajaban a través de rayos láser, ahora funcionan a través de biotecnología como la piel de un camaleón- Respondió sin apartar la vista del camino, desacelerando y haciendo demasiados desvíos, vueltas y demás para llevarme a la mansión ¿O no?

-Ara, esto es impresionante- Eso no se puede negar.

Le vi sonreír con cierto orgullo. -Esta tecnología la diseñó mi madre- Pero esta visto que no todos los inventos de esa mujer fueron tan buenos. A pesar de todo, aún no tengo prueba alguna de que el suero funcione mal ¿Realmente sería justo engañarla para que ingiera el PSE? Prefiero pensar en eso en otro momento, no quiero cometer un grave error.

-¿Entonces tu madre trabajaba con Suichiro-san?-

-Ellos iniciaron Garderobe juntos, no sé porque madre un día se fue llevándome con ella... probablemente descubrieron la verdad sobre mí- Antes de que pudiera cuestionar, nos detuvimos en un estacionamiento privado, después de aparcar el auto, la joven bajó, y luego abrió mi puerta para que bajara.

-¿Dónde estamos?- No evite preguntar para desviar la atención del gesto galante que había tenido conmigo, pues esto no es la mansión Fujino.

-Mi apartamento... necesito hablar contigo- Me extendió la mano. -Solo si quieres- La observe en silencio, buscando el secreto. Era el momento perfecto, un instante lejos de todo el mundo solo para recabar información, pero ello significa entrar en su mundo, y al mismo tiempo temo. Si al tomarla, ya no querré soltarle. Me sonríe paciente, aunque su alma este en vilo, solo eso es suficiente, enlazo mis dedos con los suyos, es hora de ver quién eres realmente Nataru.

Asentí, tomé su suave mano y subimos por el ascensor, me di cuenta entonces que cada piso era un apartamento, bajamos en el que nos correspondía, me encontré en un lugar amplio espacio en la sala de estar. Un lugar simple pero de exquisito gusto, grandes cuadros, cojines negros alrededor de una mesa de poca altura, algunos floreros alargados en las esquinas, una enorme pantalla en el centro pero al lado de una estantería y ¿Una consola de videojuegos? Ara, a Nataru le gustan los videojuegos ¿No está un poco mayor para eso?

-¿No es muy grande para ti sola?- De admitir era muy amplio para una persona.

-Aquí viven Mara y su novia, además de Yukito y yo-

-Ara ¿Yukito y tú son pareja?-

-¿Bromeas?- Río de buena gana. -Tengo malos ratos no malos gustos-

-Fu fu fu... no sabía que Nataru fuera tan graciosa, pero creo que debemos revisar esas heridas- Murmuré señalando el corte en su frente, además de mirar los nudillos lastimados, quien sabe que otras heridas esconda bajo su ropa.

-Creo que debo asearme primero... estoy hecha un asco- Dijo inocentemente, olvidando hablar de sí en masculino.

-Ara, así que Nataru me revela su gran secreto con tanta facilidad una y otra vez... hoy se veía muy varonil en compañía de Shion-

-¿Secreto?- Río a carcajadas. -Yo nunca he pretendido ocultar mi feminidad-

-Temo que debo contrariar a Nataru, porque ir en ropas de hombre todo el día dice lo contrario- No sé porque sigo deseando convencerle de que no vista esa ropa.

-Te lo explicaré todo en cuanto este presentable, pero creo que tú debes asearte también... así que acompáñame- Le obedecí sin refutar, notando la tibieza de su mano, dejándome llevar por la repentina tranquilidad que su sola presencia le confería a este particular momento.

Le miraba guiarme en silencio a través de los corredores, el lugar para ser un apartamento era grande, curiosamente cada puerta delataba la personalidad de su dueño. Pulcra madera anaranjada y embarnizada con un lindo dibujo de un gato negro en la parte superior. Mara-san y su novia seguramente. Una puerta negra con una red de araña, con el nombre escarlata de Julieth ¿Este será el verdadero nombre de Yukito-san? Y finalmente una puerta azul marino, con diseños de filigrana plateada... en cuyo nombre inscribía Silver Wolf.

-Había que personalizar el sitio... solo podíamos venir aquí cada fin de semana durante los seis meses de confinamiento, si este sería nuestro lugar en el mundo debíamos hacerlo cómodo y a nuestro estilo- Explicó Nataru notando que me detuve a mirar su puerta, yo simplemente asentí con entendimiento. Realmente tuvieron que soportar un largo tiempo en soledad.

Ingresamos a su cuarto y era todo menos lo que esperaba, muy sobrio, dos prominentes closet, la puerta del cuarto de baño, algunos cuadros en la pared, posters de motos italianas, un enorme televisor que nada tendría que envidiarle a un cine, un dispositivo de sonido que hacía las veces de consola, una cama doble, una mesa de noche negra, un pequeño portarretratos que no alcance a mirar cuando Nataru había pegado un salto mortal para ponerlo de cara a la mesa.

-Ara, ¿Sera el retrato de la novia de Nataru lo que no quiere que vea?- Dije riendo por el peculiar nerviosismo que asomo en su lindo rostro, si estaba extremadamente bella con tizne y todo.

-Err... pues veras... err... si y no- Tomó el retrato presionándolo contra su pecho sin dejarme verlo ni un momento y esto picaba más mi curiosidad.

-Mm que ambigua es Nataru- Me acerqué a la cama, mirándole como si fuera la presa que estoy a punto de devorar.

-No es mi novia... me hubiera encantado que lo fuera, pero como nunca le dije lo que sentía... la he perdido- Se le veía como un perrito abandonado ¿Qué mujer tendría el corazón de piedra para rechazarla? Esto derrumba la teoría de Shion, y no sé porque tengo un sinsabor en los labios.

-Bueno, Nataru no debería rendirse tan fácilmente... si sus sentimientos son fuertes y lucha por esa persona, en algún momento se verá...- Mi buen talante retiró aquella tristeza de su cara. Pero una espina se cernía en mi pecho. Fingimos o pretendemos que no pasó nada entre nosotras, supongo que de este modo es mejor ¿Cierto?

-¿Realmente lo crees Shizuru? ¿Tú harías lo mismo?- Me miró con interés y yo me di cuenta que mi consejo era un tanto falso, pues yo renuncié a Natsuki.

-Bueno, hay algunos imposibles en la vida... lamentablemente fue mi caso- Antes de permitir que mi mascara se resquebrajara más, sonreí. -Pero a diferencia tuya, yo si confesé mis sentimientos... es solo que ella no sentía lo mismo por mí- Procuré no dejar rota mi voz con un esfuerzo titánico.

Se puso de pie aun con el retrato ocultó de mi vista, pude notar cuando pasaba a mi lado como su rostro pasaba de una expresión serena, a una rota por lo que era ¿Culpa? Estoy desvariando ¿Por qué mis palabras le causarían tal reacción?

Salió del cuarto y volvió momentos después con ropas de mujer al parecer de mi talla, una toalla, implementos nuevos de limpieza, una bata de baño y deposito todo ello en mis manos. -Perdona que debas asearte en mi cuarto, pero la habitación de huéspedes de Mikot... Miko-chin... tú sabes para cuando se pelea con su amada Mara- Dijo nerviosamente, le miré extrañada. -Esta ropa es de Mara, espero no te incomode... pero es que la de mi talla no... No encaja con tu... tu-

-Fu fu fu... Entiendo Nataru, no te preocupes- Definitivamente es un caja de monerías, mira que tanto tartamudear para mencionar mi pecho. -Aunque no imaginaba que tú, tuvieras un guardaropas femenino-

-El que me vista de hombre no me hace uno... yo soy una mujer Shizuru y estoy orgullosa de serlo... me ha costado mucho hacerme pasar por hombre así que por favor deja de juzgarme de esa manera- Me miró con un dejo de suplica, después simplemente tomó asiento en el escritorio de la mesa donde estaba su PC. -Por favor dúchate primero, yo iré después-

Ohhh que oportunidad. Caminé contoneando las caderas a la ducha, con la certeza de que era dueña de toda su atención murmuré. -Así que Nataru quiere ducharse conmigo... ara- Posé uno de mis dedos en mi barbilla mirándola de soslayo, deslizándolo 'inocentemente' hasta mi labio inferior como quien piensa algo importante. -Si no fuera una mujer comprometida estaría encantada... pero será para la próxima- Concluí guiñándole el ojo, para ingresar al cuarto de baño. Efectivamente, Nataru se tornó en un tomate viviente incapaz de pronunciar palabra, gagueaba intentando procesar lo que dije. No esta tan mal, es taaannn divertido.

Procedí a ducharme, no sin dejar de sorprenderme por la enorme tina, exagerada tina diría yo, que me encontré. Después de retirar las impurezas sonreí cavilando mi nueva maldad, sí que podía vestirme aquí, pero eso no sería muy Shizuru Fujino que digamos, así que acomodando la toalla salí con caminar sensual de la ducha, solo para darme cuenta que Nat estaba algo ocupada al móvil.

-Suichiro... ¿Ya has rastreado a la comadreja?- Le escuché decir, luego de asentir con un 'ujum' volvió a hablar. -Deja a mi hermana vigilando... sabes que ella es la mejor en esto, pero por nada del mundo la dejes sola, que vaya Arika con ella- Me daba la espalda mientras se movía de un lado a otro, muy concentrada. -Ella está bien... se está duchado ahora mismo- Algo dijo el interlocutor que... -¿Quéeeee?- Tosió levemente. -¡Hentai!- Gruñó largamente rascándose la cabeza. -Adiós... ¡y nunca vuelvas a decir esas cosas!-

-¿Que habrá dicho Suichiro-san para indisponer de ese modo a Nataru?- Reí cubriendo delicadamente mi rostro, no había que imaginar mucho, Blan-sama es un viejo zorro.

Se giró para hablarme. -Bueno veras... que...- Pero la mandíbula le desencajo tanto que probablemente le era imposible hablar, un rojo más intenso que el anterior emergió en su cara, juraría que un farol es menos evidente que ella. Satisfecha con su reacción me acerqué y con mis dedos húmedos acomode su quijada en el lugar adecuado.

-Es un tanto incomodo vestirse en la ducha- Mencioné a modo de justificación, notando entre lujuria y confusión en sus ojos azules, lindos... pero nunca como los de mi Natsuki. Me aparté reprochándome mi último pensamiento.

-Per...perdona... ya salgo para que te puedas vestir... si vestir- Dificultosamente podía pensar aquella criatura con semejante cantidad de sangre agolpada en su cabeza, realmente no tiene desperdicio.

Pero en cuando le vi caminar a la puerta, sujeté su mano cuidando que no se cayera mi toalla. -Nataru puede entrar a ducharse mientras yo me visto... ¿No le parece?-

Asintió robóticamente para casi correr al cuarto de baño, minutos más tarde escuche el agua caer y entonces procedí a vestirme con las ropas de Mara-san. Debí esperar un rato más, entonces recordé el retrato, si lo hubiere dejado oculto en el cuarto haría la búsqueda para salir de dudas, pero como no es el caso, realmente me avergüenza la idea de tantear en los otros cuartos. Algún tiempo después escuché la puerta abrirse, era al parecer el momento del desquite de Nataru, y no porque viniese en toalla destilando goteras por su piel, porque ese no era el caso. Mi lapsus de estupidez fue causado por esos cortos pantalones deportivos de tono blanco de franjas negras y azules en los laterales, algo que delataba sin duda esa exquisita cadera de mujer, y dejando de regalo a la vista sus atléticas piernas... no, no... si lo que encandilaba la vista era ese torso delicadamente definido, apenas cubierta por una fina lencería que reconocí de marca Victoria Secrets, una prenda absolutamente exquisita de color negro con encaje, con un sutil pero arrebatador detalle azul entre aquel par de delicadas montañas.

Me costó recuperar la compostura eso no lo puedo negar, pero en ello me ayudaron las marcas moradas en su tonificado abdomen, o el corte encima de su curiosa ceja levantada, en los nudillos limpios pero lastimados y en el botiquín que traía en una mano, mientras que con la otra secaba con torpeza su cabellera azabache. Me puse de pie para traerla hacia la cama, sentadas en ella, principie la labor de secar su frondosa melena de un curioso aroma a cítricos y minerales. Pronto inicié la labor de limpiar, desinfectar y cubrir sus heridas, en el abdomen frote con mucha suavidad un ungüento para el dolor, pero ante nada ella pareció inmutarse, lo cual delataba era una persona acostumbrada al dolor y esto me hizo sentir un piquete en el corazón.

-Nataru... es una persona misteriosa. Aparece en mi vida como si me conociera, me trata con tal familiaridad y más extraño aún, parece decidida más que nadie a terminar mis problemas... pero lo cierto es que no la conozco- Admití con vergüenza, centrando la vista en la última herida, la de su frente sobre la que posaba un algodón con delicadeza.

-Me conoces Shizuru...- Sujetó mi mano entre las suyas deteniendo mi labor. -Te lo grita el alma pero una parte de ti se niega a saberlo- Retiré mi mano de entre las suyas, esa endemoniada forma de mirar y esa terrible electricidad del solo tacto.

-¿Cómo podría saberlo?... Te niegas a explicar tus razones, te niegas a hablar de tu pasado, mi padre no ha querido decirme quien eres o porque te escogió...- Desesperación, eso decía mi voz.

-Porque si te lo digo voy a perderte- De nuevo ese rostro de abandono ¿Por qué insiste en actuar así?

-No puedes perder lo que no tienes Nataru- Respondí tajante.

-Lo cierto es que no quieres saberlo porque la mujer que yo conozco hace tiempo lo habría deducido- Me recriminó en voz alta.

-¿Y no has pensado que no quiero hacerlo?- Dije dolida sin entender el porqué de mis reacciones, un profundo dolor estaba despertando en mi interior, un grito, un lamento, un reproche y al mismo tiempo una cálida emoción que me había condenado una vez, ese latido desbocado que corte de raíz expresando tan solo mi ira.

-Eso me temía...- Tomó una cura y la poso sin cuidado sobre la herida en la frente para cubrirla. -Pregunta aquello que has querido saber, porque lo que tú quieres saber nada tiene que ver conmigo...- Se puso de pie y caminó al closet.

Abrí los ojos sorprendida, no esperaba que lo notara. Sin más retiró el pantalón corto ante mi muda mirada, dejando el complemento perfecto de su sostén a la vista, extrajo prendas masculinas que acomodo con rapidez, los pantalones, calcetines y zapatos, entonces se perdió un instante en el cuarto de baño. De algún modo su indiferencia lastimaba, era como si yo no estuviese ahí. Al salir noté que su sostén había desaparecido siendo reemplazado por un vendaje negro que reducía su pecho para dar las vistas de pectorales masculinos. Una mueca de molestia fue evidente, yo odiaba que ocultara su feminidad ¡Y estaba haciéndolo en mis narices! Poso una camisa básica de color negro y encima de ella una fina camisa de seda del mismo color, busco un chaleco blanco que dejo sin abrochar y así mismo una corbata platinada, que pronto coincidió con la hebilla de su cinturón. Así ante mí estaba de nuevo el gélido Nataru Blan, al que algunos problemas le suponían anudar su corbata, me puse de pie y procedí a ayudarle con la tarea.

-¿Cuál es la relación que tiene Garderobe con las Hime y el carnaval?- Concluí el nudo de la corbata, mirándole a los ojos. Me agradeció con una corta venía. Le vi caminar al único asiento disponible cerca del escritorio, con un ademán me indicó que yo hiciera lo mismo en la cama, y notando su cordialidad procedí a hacerlo. Así pues, comenzó su relato.

-Lo es todo y es nada Shizuru- Dijo con voz grave y pesada. -... somos meros observadores de la historia, pero pretendemos cambiar el futuro, al menos dar una luz de esperanza al futuro- Tecleó en su computadora y pronto la enorme pantalla del lugar, se encendió dejando ver un intrincado árbol, cuyas ramificaciones concluían con una foto o un retrato. -Los Blan han recopilado información por generaciones completas, llevando un intrincado estudio del árbol genealógico de cada Hime. Pero esta información es privilegiada y solo los participantes podrían conocerla. Eso quiere decir que... nuestra familia también participó en los carnavales, en cada ocasión que se presentaron- Hizo un acercamiento en la pantalla a una parte especifica del enorme árbol, dejando a la vista, las últimas 12 Hime, para mi confusión de la fotografía de Natsuki y en paralelo se desprendía Alisa Sears.

-¿Eso... significa que... una de las 12 Hime era... de tu familia?-

-Así es-

-¿Por qué Alisa está en paralelo con Natsuki Kuga?- Pregunté extrañada por esta particularidad, en ese orden es casi como si Alisa fuera hija de ella, pero esto es imposible, estando en paralelo podría ser considerada un hermana o prima, de la misma generación.

-Porque Alisa es la Hime artificial, y lograron fabricarla... con el ADN de la Hime de Hielo- Bajó la mirada.

-De que les sirve todo esto... el carnaval ha acabado... ¡Ya no tiene sentido!- Realmente quería dejar atrás todo eso, no sentir culpa o dolor por lo que paso. Pero ellos se esmeran por recordarlo todo el tiempo.

-Es todo lo contrario Shizuru- Volvió esa mirada azul sobre mí, llena de amargura. -El ADN, el gen de la Hime artificial demuestra la importancia de la teoría de mi madre... las Hime, no son 12, podrían ser... cientos de ellas en todo el mundo-

-¡Estás loca!-

No prestó atención de mi ofensa, simplemente continuo hablando. -¿Alguna vez te has preguntado qué es realmente el carnaval? ¿Cuál es su finalidad? ¿Por qué acabó? ¿Cuáles son las consecuencias?-

-Eso es obvio... para alguien que vivió tan nefastos eventos es imposible no cuestionarse el porque de ese destino- Afirmé mirándola con desdén.

-Entonces escuchame, sin cuestionar nada hasta el final-

El carnaval existe desde mucho antes, de lo que puedan atestiguar nuestros registros. Funciona de forma similar a una caja de Pandora, cuando un ciclo está por terminar, esta se abre liberando sobre el mundo infinidad de males, demonios, guerras y desastres naturales... Tal destrucción ocasionaría un cambio, el principio de un nuevo ciclo. ¿Recuerdas a los Orphan? Si bien son hijos sin madre, el posible Child de una Hime no escogida, producto de un deseo inconcluso. Son nuestros demonios modernos... dicho de otro modo, la miseria del mundo materializada. Los Orphan son limitados como el numero de Himes no escogidas, decenas de ellos. En la familia Blan, habían al menos 5 opciones, 5 mujeres con el gen que permite la capacidad de materialización, 5 posibles Himes. De las cuales solo fue escogida una para ser participe del carnaval. En matemáticas Básicas, de nuestra casta Natsuki Kuga y su Child Duran, se materializaron en el carnaval. De las 4 personas restantes, cuyos sentimientos no eran tan fuertes para crear un child, nacieron Orphan o puede que no nacieran todavía. Lo que significa, que si los Orphan de mis primas, hermanas, tías y consanguíneas no se presentaron en medio del carnaval, podrían hacerlo en el presente y aquí donde me ves, soy la única persona en el mundo capaz de hacerles frente gracias al proyecto Otome.

El transcurso del carnaval es simplemente la caja de Pandora abierta, a través de la estrella roja. La llave de la caja, la que puede cerrarla, está contenida en 12 sacerdotisas o Himes, con su sacrificio y sufrimiento sincero, como una purga o un precio a pagar por los próximos 300 años de estabilidad, evitan la destrucción total. Cada lágrima que derramaste, nacida del sentimiento más puro en tu interior, era el motor que todo lo movía y que todo lo concluía con el sacrificio último, la vida de tu ser más amado.

Finalmente, solo Una Hime podía ganar, engañada con la promesa de obtener su más grande deseo al finalizar el carnaval. Mashiro Blan Hime en épocas antiguas, Mai Tokiha Hime en el más reciente carnaval. Las más infortunadas de todas, el cebo que diera vida y encierro a la oscuridad, un sacrificio en honor del señor oscuro, Lord Kiyoku. Pero esto sigue pareciendo un tonto cuento, digno de una leyenda que escucharan las generaciones futuras. Mi madre, descubrió que no solo se trata de historias religiosas, que es tangible en la ciencia...

La energía es algo que está presente en todos los cuerpos en todo momento, en un estado de reposo, solo necesitas algo que active su movilidad y pueden pasar cosas impresionantes... el mejor ejemplo es la bomba atómica. El proceso consiste en disparar un neutrón en el núcleo de un átomo de Uranio, para esto el uranio debe tener una densidad considerable. Cuando el neutrón choca contra el núcleo del Uranio, la estructura del núcleo se rompe y sus neutrones se separan volando en todas direcciones. Esos nuevos neutrones golpean otros núcleos, generando una reacción en cadena, al final tienes miles de átomos liberando cantidades abrumadoras de energía y calor. En nuestro caso, la estrella roja en el firmamento era el catalizador o el conducto por el que la energía cambiaba su estado, el condenado neutrón que lo inició todo.

Las Hime desde esa perspectiva son el Uranio, el elemento capaz de liberar tal cantidad de energía. Son mujeres que nacen con la capacidad de controlar la energía a su antojo y por ello pueden componer materia con solo sus deseos, pero el gran secreto de su poder esta en todas y cada una de las células de su cuerpo. El problema es que sin el catalizador, sin la estrella roja no pasarían de ser chicas en apariencia comunes, así como el uranio es inofensivo sin la preparación adecuada. Por eso tú no puedes materializar tu Naginata ni tampoco a Kiyohime en la actualidad, te hace falta la estrella roja para poder hacerlo. Sin embargo cuentas con fuerza, agilidad y regeneración curativa, por sobre el nivel normal. Esto significa que las Hime, nacen siéndolo, aun si están predestinadas o no, sus habilidades son heredadas por sus padres.

Esto significa que dicha información se guarda en su ADN, por tanto encontrarás en el árbol genealógico de la familia de cada Hime, que algunas de sus antepasadas participaron en el carnaval. Bajo esta teoría, si Shion tu hermano hubiese sido mujer, corría el riesgo de desarrollar la habilidad y ser convocado a Fukka para participar en el carnaval en vez de ti. Supongo que agradeces que fuera un hombre. Pero también pudiera haber sido tu madre, la grandiosa Shizuma Viola de no ser por su edad. Pareciera absurdo, pero... la edad es un impedimento, por no decir que la castidad también lo era y ella ya te había dado a luz a ti. Según la Leyenda del carnaval, debían ser mujeres puras cuyo cuerpo jamás hubiera sido conocido por un hombre, si sabes a que me refiero. Y aunque no fueras virgen en aquella época Shizuru, tu cuerpo jamás fue profanado por un hombre, pues el único que podría gozar de este derecho, sería el señor oscuro. Reito Kanzaki en esta época.

Si quieres ver su relación con la ciencia, entenderás que toda mujer que haya tenido contacto interno con el PSE, una proteína que solo segregan los hombres en su semen, tras la eyaculación... y que tiene la facultad de inhibir la capacidad del gen con el que nacimos, ya no serán Himes u Otomes. Es por esta razón que yo no debo involucrarme nunca de forma intima con un hombre, porque las nanomáquinas serían expulsadas de mi cuerpo, en ausencia de la capacidad de ese gen.

Con respecto a Midori Sigiura, la cual no sabría decirse si se conservaba pura y casta al momento del carnaval, supongo que la naturaleza no contaba con que la humanidad inventaría los condones, y como sabrás por las clases de salud orientacional de Fukka, el Latex, evita el contacto de las sustancias así como de los espermatozoides.

Volviendo al tema. El suero que corre por mis venas, tiene un defecto, uno muy grave y no es el PSE. Yo estoy casi igual de estancada que tú, porque sin la estrella roja no puedo materializar nada, mucho menos usar las nanomáquinas en mi cuerpo al 100%. Sé que mi madre diseño el suero y apuesto mi vida a que lo diseño para percibir un tipo de energía diferente que las células de la Hime por si solas no pueden, pero ese gran secreto se lo llevó a la tumba. Así que, una fuente alternativa de energía es lo que Garderobe está experimentando ahora mismo para hacer funcionar las nanomáquinas. El conjunto de todo esto se denomina proyecto Otome, estamos buscando un catalizador diferente, uno genético, que incrementará las habilidades de las Hime y en algún tiempo, nos permita usar su capacidad de materialización.

Pero tú dices que no tiene sentido todo esto ahora que el carnaval ha acabado, al contrario. Recuerda la analogía que te di. Cuando el carnaval acabó, el mecanismo de la caja de pandora quedó roto. Las Hime y el carnaval, solo representan un ciclo de constante renovación, cada 300 años. Sin el mecanismo, la energía no se transforma, se estanca, se acumula y explota, más o menos de la misma forma que el Big Bang. No pasará mucho tiempo antes de que las cosas se salgan de control... tal vez no te toqué a ti o a mí, pero si a tus hijos, nuestros descendientes tendrán que lidiar el problema. Mi familia pretende proveer una solución, cada Otome además de contar con el poder para proteger las ciudades de los Orphan que nacerán de forma ilimitada en el futuro. Así también las Otome, serán pequeñas cajas de Pandora en si mismas, cada una de ellas verá la energía pasar a través de su cuerpo, la transformaran, la renovaran y así continuara el ciclo. Entiende que un día, en el futuro distante, nuestros génes estarán tan desperdigados en la población mundial que solo las personas que muestren sus aptitudes podrán acceder al suero. En ese entonces ser una Otome, será un gran privilegio pero también una gran carga, tanto poder siempre viene con una responsabilidad.


Nataru concluyó su relato y yo tenía la boca abierta, algo poco decoroso para una mujer de mis características, pero ¿De qué otra forma podría expresar esto? Genes, energía y destino en un mismo relato bien pudiera contradecir todo lo que sé y conozco. Empero, todo ello ha sido hilado con perfecta justificación, ahora no estoy segura si hicimos bien en acabar con el carnaval.

-Si es tan importante lo que tú eres Blan, la primera Otome- La miré fijamente a los ojos. -¿Qué haces protegiéndome?-

-Ya te lo dije, simplemente se me antoja hacerlo... no recibo ordenes de nadie, ni siquiera Suichiro tiene tal potestad sobre mí...- Se puso de pie, apagó la computadora y tomó una chaqueta negra de su closet. -Pero a ti eso no tiene que importarte... es asunto mío el cómo arriesgo mi pellejo- Musitó descortés poniéndose la chaqueta y yo fruncí el ceño una milésima de segundo.

-¿Cómo te atreves?- Me levanté de la cama buscando encararla.

Apenas y se tomó la molestia de mirarme. -Tú lo has decidido Shizuru... que todo lo que siento por ti no signifique nada, no quieres saber más allá de esto y no te voy a obligar a que lo hagas. Pero como todo, tendrás que asumir las consecuencias de tus actos, así como yo asumiré las mías- Tomó las llaves del auto de la mesita de noche. -Así que procura no volver a meter tus narices en los asuntos de mi familia. Vive una vida normal al lado de la persona que has escogido, porque cuando todo esto acabe... no volverás a saber de mí- Guardó las llaves en su bolsillo. -Te espero en el ascensor... debo regresarte con tu familia lo antes posible ...“Pero ya no haré las cosas al estilo de Garderobe. Será a mi modo, yo eliminaré uno a uno a tus enemigos en sus propios escondites...”-

Me quedé sola en el cuarto, pasmada tratando de asimilar tal cantidad de información que ella me había suministrado. Lo más terrible de todo, es que las Himes, las copias de diseño de Garderobe, el suero, el fin del mundo, los Orphan, la maldita caja de Pandora... todo, se convirtió en algo irrelevante en el momento en que sentí su enfado, su desprecio, su tácito adiós.

-“Te lo dije... te dije que no la lastimaras tanto... la redujiste ante Tomoe e hiciste obvio que tu único interés en ella era el de extraerle información, pues lo has logrado... dime entonces ¿Por qué lamentas su reacción? Si tú misma renunciaste a la Hime del Hielo, cuando te diste cuenta que era imposible alcanzarla... todo ser humano tiene algo dignidad, no lo olvides y Nataru no es diferente”- Sentí la humedad bajar por mis mejillas, ignoro si eran mías o de Kiyohime. -“¿Estás diciéndome que la he perdido?”- Pero Kiyohime no quiso responderme, quizás solo quería mostrarme lo cruel que puede ser la soledad, cuando incluso una parte de ti se niega a dirigirte la palabra. 


CONCEPTOS RELEVANTES: 

Caja de Pandora: Tomado de (http://www.lointeresante.com/el-mito-de-la-caja-de-pandora)
El mito de la caja de Pandora se inicia cuando Prometeo se atrevió a robar el fuego que portaba el dios Sol. Zeus furioso ordenó a diferentes dioses crear una mujer que pudiera seducir a cualquier hombre. Hefesto la creó con arcilla y le brindó formas sugerentes. Atenea la vistió elegante y Hermes le dio el don de seducir para que finalmente Zeus le dé vida y la mande a la casa de Prometeo.

Allí vivía junto a su hermano Epimeteo que a pesar de haber sido advertido de la venganza de Zeus aceptó la llegada de Pandora y se enamoró hasta tomarla por esposa. Pero Pandora traía con ella una caja con todos los males que puedan contaminar al mundo de desgracias. Uno de esos elementos era la esperanza, consuelo de quien sufre. Pandora presa de la curiosidad abrió la caja y así dejó escapar sin quererlo todos los males. Los bienes subieron hasta el Olimpo y junto a los dioses. La muchacha presa del pánico cerró la caja y quedó dentro la Esperanza, que era necesaria para superar todos los males.

Pandora corrió hacia los hombres para intentar consolarlos, hablándoles de la esperanza, explicándoles que siempre podrían acudir a ella ya que estaba bien guardada. De aquí el conocido refrán 'La esperanza es lo último que se pierde' 


Bomba Atómica: Tomada de (http://es.wikipedia.org/wiki/Bomba_at%C3%B3mica)

Una bomba atómica es un dispositivo que obtiene una gran cantidad de energía de reacciones nucleares. Su procedimiento se basa en la fisión de un núcleo pesado en elementos más ligeros mediante el bombardeo de neutrones que, al impactar en dicho material, provocan una reacción nuclear en cadena. Para que esto suceda hace falta usar núcleos fisibles o fisionables como el Uranio-235 o el Plutonio-239.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

es increible como escribes me encanta toda la historia claro que muchas veces cruel pero esta genial me encanta espero que puedas seguir escribiendola no puedo esperar el siguiente capituloo :D

Anónimo dijo...

¡Ah! Está muy buena la historia, me hace querer asesinar personajes de vez en cuando pero está super interesante, no te tardes en actualizar...

Anónimo dijo...

Esta historia ya la lei en otro blog :B y va en el cap 13 :33

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